viernes, 16 de marzo de 2018

LÍMITES DE LA FRAGILIDAD

Jason Shawn Alexande (Pinterest)







LÍMITES DE LA FRAGILIDAD




Abiertos a esa eternidad efímera, no hay milagros intermedios,
sino lo que cada quien concede a la fragancia;
aquello en lo que pensamos, a menudo nos abre tumbas
y a si de la mano, apretado el aliento, tratamos de que la balanza
resista a la memoria.

(No es fácil ahondar  en las ojeras de las habitaciones
desoladas, ni en los violines negros del follaje que lamen
lamen rostros y tobillos.
En los límites de la fragilidad gotea la niebla.
En las paredes ennegrecidas del país, despiertan terribles
cuchillos y cavidades de nichos y hollín.
Aquí uno quiere huir de la somnolencia de los nombres.
Sobre la zarza del sollozo, nos arrulla el santo rosario.
El abandono nos escupe tantas veces que ya he perdido
la cuenta de su ganancia:
a menudo pienso en la historia de tus  muslos
y en los peces que habitan la acequia.)

Contra la luz buscamos los espejos,
tal vez la propia palabra nos haga ascender al fondo,
alrededor nuestro no sólo hay balbuceos sino severos mimetismos
y esa secuela de ahogos abisales
y esos retornos abruptos de las aguas.

Nunca dije que fuera fácil conquistar la transparencia,
mucho menos juntar las antítesis,
esa forma de abandono que tiene la noche
cuando convergen en solitario los trajines del rompecabezas;
tal vez en el traspié del lápiz,
el carbón deshaga la caligrafía
de tanta hipnosis en pedazos,
quizá la ráfaga desarme los diques y el río nos dé su respuesta
más allá del fluir y el espasmo y la inminencia.

Mientras tanto, nos están faltando hombros para este aprendizaje
que emerge del yo más profundo.

Barataria, 2012
Del libro “BLUES”, 2012 (inédito). 140 pp
© André Cruchaga
Pintura: Jason Shawn Alexande (Pinterest)

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