lunes, 17 de julio de 2017

ESTADO FÓSIL

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ESTADO FÓSIL




Encima de los barnices encaramelados  la demasía de los tormentos los siempre disimulos y los andenes tratando de ocultar sus hemorragias los irremediables repellos de las paredes o el negro relieve de los gemidos: me estremece la desesperación de los juguetes y el candor de la quina y las cobijas queriendo desasirse del sudor y los ojos carcomidos de los retretes y la suerte de conocer tantas historias penosas y la indiferencia del pequeño mundo donde asilo mis confusiones siempre me cubre la rama de la angustia en estos días en los que mis pensamientos pasan al estado de fósiles: acuno por supuesto mis antinomias mientras deshabito la hoguera de mi tiempo mis encierros picoteados por la hoja de hollín de la historia (hoy ya no tocas a mi puerta ni me traes la luz del despeñadero ni la explosión del cráter para desollar o desclavar el calendario de la humanidad imperiosa del cadáver)  a media asta la hostilidad del combate y ese río irrevocable de la indiferencia: me avergüenza el harapo agrio de mis palpitaciones la ardua pobreza de hijo pródigo es terrible el ala plomiza del plato vacío cuando veo la tierra deslizarse a través de la puerta del grito velar los goznes de la resistencia y no encontrar sino lo inagotable del vacío la liturgia de la salmuera y su incurable decrepitud: en los quicios de la demencia cuelgan relojes de desangrados perros y calles descarnadas en sus afueras en el reverso de mis incoherencias las palabras desmoronadas del cascajo y el ala de la esperma sobre el cartón salpicado de magulladuras  no puedo deshabitarme más y desandar mi espejo húmedo de tiempo en cada grieta hay un sol de ausencias opulentos adioses oscuros partos que me devuelven al tropezón de mis pensamientos nunca fueron fáciles entonces estas cuarenta sombras de la vendimia ni leer las sordas huellas de tus manos al pie de una trinchera de miedos: en la caída el polvo atroz del grito los siempre damnificados y los que mueren…
Barataria, 2017

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