sábado, 10 de junio de 2017

BÚSQUEDA

Imagen cogida de la red





BÚSQUEDA




Busco algo en la luz que aún no haya sido descubierto por otros ojos,
otro poro irrenunciable y terrestre, otras pequeñas llaves para abrir
despierto el movimiento perpetuo del olfato.

Busco en la oscuridad las palabras claras, inexistentes del abismo:
el terror de la huella que va dejando el abismo,
el beso inolvidable que provee la vehemencia, la caricia que violenta el pulso,
los ataúdes indescriptibles en la garganta.

Ya me he llenado del sudor sucio del alfabeto de las alcantarillas.

La niebla del infinito sangra en las calles como un aroma de lutos perpetuos.
Veo un anaquel de olvidos y heridas congeladas con sus agujeros.

Husmeo en los carbones retorcidos de los escapularios, el polvo de la hoguera
rompe en gritos las ventanas, el susurro que dejan los vestigios.
Despabilo la brizna seca de la hojarasca y la vertiente de tus aguas
para mi sed postrera: mi sed en tu bosque fermentado de arcilla.

Ojeo en el espejo todo este ardor de esperarte sin la calma de una herida,
sin que la sombra cubra mi propio cementerio.

La pulsación de los relámpagos carcome el galope del tórax.
Voy confundido de fuegos y lejanías y dádivas que jamás entiendo.

—Sé que, ciego después de mi forma,  endurecen las palabras colmadas:
en mi interior, sólo he aprendido a platicar con oscuras carpinterías;
y sí, aquí, el soplo verde del cierzo y el martirio de cuanto ven los ojos.

(En el mundo del delirio,  la luz es otra palabra revelada a voluntad.)
Barataria, 2017

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