viernes, 27 de enero de 2017

ESTRECHAS ABERTURAS

Imagen cogida de la red





ESTRECHAS ABERTURAS




Entre la niebla pálida de las semanas, el caracol de los sueños y su estrecho 
margen de maniobras: desde las ventanas, la carpa desnuda del delirio,
y las infancias abriéndose camino sobre el asfalto o el cemento.
Es dura la simulación de la risa, o la mueca de la boca, añeja de mundos
y basureros. (Uno lleva el luto como un candil perenne de tumbas);
no se necesita de mucho para saber de dónde emergen las cucarachas,
los alaridos, esta historia que arranca las frondas del regazo
y nos deja en abandono e intemperies.

Igual que los espejos rotos estos fragmentos de escamas prendidas en alfileres,
igual que las lecciones de las alcantarillas los gusanos blancuzcos
de los cuchillos, la risa confeccionada para complacencias, o el cuervo suicida
afilando las estrías del entrecejo, los cielos oscuros cuando cruzan las arañas
todo el azul pedregoso de los párpados.

(Uno se harta de tantos apiñamientos y del zorro subterráneo que aparenta 
distancias con los cadáveres. Duelen las mordidas de las bóvedas
y esa naturaleza de hojas amarillas en el camino.
Siempre resultan difíciles los caminos de la neutralidad, el sacacorchos
de la furia para golpear el infinito, esta batalla de piel donde solo hay granito.
El reino nuestro está ciego de esparadrapos, ciego de neblinas y calvicies.)

Aquí, abajo, es estrecho el sendero. No descomunal como suele ser la barbarie.
Hay hartura siempre que la oscuridad permanece como apéndice de puertas.
Es fácil perder el aliento cuando el musgo se apodera de los huesos.
Barataria, 2016

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