miércoles, 10 de febrero de 2016

TORTURA DE LA SIMULACIÓN

Imagen cogida de masufajardo.com




TORTURA DE LA SIMULACIÓN




Como un durmiente corroído por la intemperie ese no ser y estar condenado
a la simulación, a la lectura de excrementos en una ciudad sin ventanas.
(Después de todo, en las palabras del poema procuro aliviar toda la asfixia
que nos deja la magulladura de los que ascienden o descienden a lo siniestro.
Un prostíbulo es lo menos abyecto a mis ojos y a mi entendimiento: allí son
los ideales rotos; lo inmundo, de pronto, lo encontramos en los absolutos.
Cada quien desde adentro vive sus propios suicidios.)
Yo he vivido los míos desde el atardecer de las cornisas, desde todos esos absurdos 
que jamás ha podido devastar el olvido: siempre existen historias clínicas 
como el lado oscuro del espejo, o el anochecer inusitado de la alegría.
La realidad sorprende, a secas.
Antes de ser, también huimos sin explicaciones.
Hoy no es el tren mordido a pulmón, ni el ave atravesando la flor, sino ese huir
y olvidar, perderse entre la maleza desparramada del tiempo.
Sé, entonces, que estamos cubiertos por vahos e historias que rebasan
el sollozo; sé de las flautas al óleo y de los adverbios infames de la desesperanza
hasta el punto de entender las pálidas simulaciones de la ternura.
Vivimos inclusive para aprender a simular el olvido.
Uno espera que al menos se limpien las ventanas, las fotografías, la boca.
Nos salven, —hoy o mañana— los candiles ante los siempre anuentes cosméticos. 
En un futuro, todos seremos ese universo…
Barataria, 20.I.2016


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