sábado, 20 de febrero de 2016

CÁNTARO QUEBRADO


Cogida de arpaycopas.blogspot.com





CÁNTARO QUEBRADO




A fin de cuentas, el universo es breve y escurridizo, como una gota de aceite
entre manos, —es extraño, pero todo se extingue, las cosas, las personas y hasta 
las ventanas con su  mundo recostado en las mochetas.
Cada día es igual y diferente: las calles, los hedores, los güishtes alrededor
del calendario, las ventas torrenciales mordiendo los ojos y aceras.
En cada paso que damos, la boca se nos llena de palabras remotas y de moscas.
En este verano se nos mueren los caballos y los pájaros y los muelles.
En el yagual de yute se pudre el cántaro y el espíritu de las luciérnagas.
En la hora del nixtamal, el lenguaje extraño de los contrastes: la libertad,
los brazos, ese entonces de la vena mayor del vuelo.
Antes, las amistades tenían la feligresía del azúcar, era espejo filial el pálpito.
Era sano el barro, o el fondo desnudo del instante consumido.
Alguien siempre escarba, —entre mosquitos—, la tumba de nuestros deudos.
Nunca, por cierto, ha habido hoguera sosegada.
Ignoro si al final, el absoluto tiene que ver con inmolarnos,
si sea posible degollar la intemperie,
si después de todo, un día dormiremos tranquilos y nadie nos desnudará
a medianoche y nos hará fértil instante de la ceniza.  (Uno sabe que aquí puede 
suceder cualquier cosa; sólo Wall Street resulta inasible para nosotros
u otros emporios donde el frío es evitable.
La angustia es como el cotidiano hueso de los perros. —Usted puede no creerlo, 
porque vive fuera de las zonas francas de las moscas.)
Barataria, 30.I.2016


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