viernes, 30 de enero de 2015

CUADERNO DE PIEDRA

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CUADERNO DE PIEDRA




En el cuaderno de la piedra, cava el ojo su corteza de búhos.
Goya en los toros salvajes de cazador diurno de raíces: sumidas, luz y frente
en la tierra rumorosa de las sombras.
En las regiones del entresueño, los dientes donde el cuervo ensucia las bóvedas
del día. Torpe el dolor desnudo que invade cuanto de blanco tiene la desnudez
derramada en el zumo del aliento. Debajo de los pasos, quedan los espejos
y el ojo húmedo que convoca ríos.
(Si algo es firme, la movilidad del calendario y su historia de reemplazos. Se vive
a la luz transitoria de las palabras, pero no hay garantías de infinito. Quien vive 
en la roca, los ardores afilados del combate y los nombres insepultos.)
En cada hoja escribimos los proyectiles de los pájaros.
En cada alambre desparramado de la tinta, se abre el pez del aliento
y ese braceo silábico de la sed.
En cada puerta del grito o el silencio, tantos abismos como palabras: la dureza
no nos hace un cuadro sinóptico del mundo y sus parpadeos globales.
Barataria, 12.I.2015

miércoles, 28 de enero de 2015

INSTANTE PRIMERO

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INSTANTE PRIMERO




Nunca fue el mismo sueño drenado por el insomnio: todos los miedos
acumulados en la pira de los andenes, nunca la misma acústica del campanario,
siempre la huida desde aquellos nombres rotos, las alambradas perturbadoras
de la escoria, la inocencia en duelo de mortaja.
(No hay salmo que cure la sordera del odio, ni que de súbito germine el asombro, 
ni que el territorio descoagule tanto ojo ciego.)
En el instante primero de la semilla, también el sudor y la boca del desmayo,
los violentos platos de la noche,
en infierno de la soledad como la piedra de un grito.
Tal los dos espejos de la sed: el mundo, el destino y sus contrastes.
Las obscenas palabras del hambre,
el discurso sobre el Paraíso encrespado de niebla o vacío, los teoremas al vacío.
Hecho el frío, ya no hay memoria para transitar la lejanía, ni sacapuntas
para la lucidez, ni armarios, salvo las astillas de las paradojas.
—Nosotros somos la sombra del tiempo y todas sus reincidencias (o una telenovela donde solo actúan bufones o una trampa al derecho de existir.)
En la rama primera del aliento, ya la vicisitud de los tapiales, las paranoias
que siempre engendra el raciocinio…
Barataria, 11.I.2015

lunes, 26 de enero de 2015

LIBERTAD

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LIBERTAD




En medio de tanto mundo, me confino al asfalto de las palabras. Desconozco
otro vuelo a este que cabalga como una máquina de hacer la luz.
—El alfabeto siempre hunde los arpones de la noche. (Al final, cada quien
elabora sus propias conspiraciones.)
Barataria, 08.I.2015

sábado, 24 de enero de 2015

ALTURA DEL TRÁNSITO

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ALTURA DEL TRÁNSITO




Subo en la escalera de sed de la altura: a veces, en mis manos, florecen
las jeringas de lo cerril y el azúcar de un desván inolvidable.
En el camino de tierra suelta, las sinalefas indefinidas de las alambradas,
muerden al espantapájaros de mis ojos hasta rasgar las pupilas.
He aprendido a negociar con la vida y la muerte: el hambre me habla
con sus intestinos amarillos; me retrata en la duda y los miedos, pero el viento
es inaplazable, el río de peces del galope.
Bajo a las crines fluviales del hervor; respiran las semanas transcurridas:
a veces me canso de inventarios y caminos. Me canso de jugar a los brazos
que no me pertenecen,
me canso de mi garganta y del aliento,
me canso de esa piedra con la cual tropiezo todos los días.
Sin embargo, es mi deber seguir anotando otros nombres, cambiar de olvidos
y zapatos, hacia el día con sus raíces intactas.
(Allá, en la casa de los recuerdos, la cobija quedada de los sueños: el destino
siempre está hecho de juegos invisibles que uno va descifrando según
las aguas del espejo. A la distancia, otros ojos penitentes y desnudos.)
Barataria, 23.I.2015

jueves, 22 de enero de 2015

VENTANAS FEROCES

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VENTANAS FEROCES




Estas ventanas solas, picoteadas por el vaticinio de los días. Feroces pájaros
gotean horizontes; no hay tantas armaduras para detener el filo
de todo el cortejo de cicatrices de la noche.
Muerde el fuego y todas sus claridades juntas. La sal mastica los azaguanes
de los peces, esas otras indagaciones del ojo en los cráteres.
En el sagrario desollado del aliento, los pasadizos de las poleas, las arterias
de la demencia y algunos girasoles desmoronados.
Al paso de las aves de corral del murmullo, ciertas onomatopeyas del cascajo,
los fantasmas del esperma como un caracol empollado de lluvias y vacíos.
Al pie de tantas paredes, cambian de trinchera los jardines.
(La calle siempre es un óvulo doloroso: emergen inframundos punzantes
y ancestrales cuerpos que sueñan una doble vida. Lo he descubierto en el viejo
ropero del asfalto, en el pantano de tantos egos.)
Del tiempo pretérico, solo balbucea el alba. El vuelo en las calles es incipiente.
Un día, sin asistencialismos, asesinaremos la miseria: un día sin herirme
dejarán de ser feroces cardos o aullido de ponzoña…
Barataria, 20.I.2015

martes, 20 de enero de 2015

BOCACALLE

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BOCACALLE




En las esquinas pisoteadas del aliento, nada más cierto que la bocacalle
del insomnio y sus paranoias. En cierto modo, la neblina consume los zapatos,
los escombros difuntos de los tragantes, (atrás del alba, el estiércol convertido
en alfombra), las falsas bisagras de las sombras
y esos furtivos esqueletos de cuchillos que horadan las costillas.
En la flor mordida del asfalto, el desequilibrio del país hace lo suyo:
los yaguales de la sed, hasta donde sé, no crean patriotismo, ni el galope
de las axilas se torna sedentaria en medio del tumulto.
En estos caminos hirsutos de la gran ciudad, son visibles los estereotipos
y el desenfreno prolijo de ciertas demencias.
¿Quién es impermeable frente a los dientes del smog? Hay paraguas pestilentes
como tardías esquizofrenias de fósiles. Cerca de mis ojos, el vestigio
de la muerte y su embriaguez de bosque o escoria.
Ante cada grafiti roído por la memoria, el vómito desatinado del crepúsculo.
Las sombras de la bocacalle, después de todo, carecen de nombre:
tanta destrucción erigida como antorcha. Las astillas se agolpan en el sueño.
Barataria, 18.I.2015

domingo, 18 de enero de 2015

ALGUNA VEZ

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ALGUNA VEZ




Alguna vez he visto el fondo de la brisa secar las semillas, morder los extravíos
del viento, acurrucarse rociado de melancolía: para lamer el vello púbico
del calendario, es necesaria la liebre saltando sobre la piedra, morder al pez
salpicado de fotografías o colgar los juguetes en la barba del contagio.
En la tormenta de guijarros, los apóstoles barnizados de confeti.
En la hemorragia de la boca, aprendí los diferentes significados
de las simulaciones, el simulacro de las estaciones que caen al vacío, la mancha negra 
del mar en fósiles de hormigas.
Pasa, que en la taza del tiempo, no caben todas las anáforas y los retruécanos:
—vos lo sabés aunque usés Clean mint en los monosílabos, en la viga que entra
al ojo como otro espejo que arrebata la propia imagen.
Hay vaticinios que se ocultan en el ala del pájaro y en el horizonte de la polilla,
y flotan como prometeos en la piel.
Alguna vez, hasta el cuello, la armadura sin jinete acercándose al aliento.
(Siempre me quedan dudas cuando ciego de colores busco alternativas para abrir los ojos.  A menudo, no hay más itinerarios que la alta noche, que esta
ignorancia de ser cebo en medio de la avalancha de lo inexplicable.)
Al otro lado de las esquinas del silencio, la lengua del agua
Y sus resignadas flechas: imágenes acurrucadas frente a la fábula de la voz
obcecada del asedio. Siempre es así cuando estamos en el mundo.
Barataria, 17.I.2015

viernes, 16 de enero de 2015

FOTOGRAFÍA DESENFOCADA

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FOTOGRAFÍA DESENFOCADA




En la fotografía desenfocada de la asfixia, cualquier dedo se retrata en la celosía
del telón que dormita en el ojal del grillo de los alfileres: la imagen siempre
es una mueca de otras muecas a punto de ser suicidio.
Como en los autorretratos enroscados de la abstracción, esta suerte irremediable
 de lo impreciso ¿en qué jaula patinadora caben los sueños?
—Alguien sueña colgándose de un pájaro.
Alguien que dormita en la cámara de la aridez y los despojos. En ese murmullo
incandescente de las aguas,
el poderío inútil de la estación de la escarcha. ¿Quién se queda o marcha después 
de la tormenta? ¿Quién sana después del hacinamiento de habitaciones corroídas 
en el aquí o el ahora, de carne triste y bocas alargadas?
En el jardín flotante de los ojos, nunca serán firmes las fotografías, es como si
los alambres del humo hicieran una catástrofe.
(Sólo el que quiere ve más allá del zoom de los juguetes húmedos de la noche;
adentro de los ríos confundidos de las raíces, el talpetate sobre tierra,
y el espejo roto del embudo, casi tembloroso al roce de los párpados.
Sobre algún vestigio, los huecos removidos del mimbre o el talud de siempre.)
Si algo es firme es la piedra tallada de una centella…
Barataria,14.I.2015

miércoles, 14 de enero de 2015

QUINTAESENCIA

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QUINTAESENCIA




Quiero escuchar el ronquido sarnoso del perro que masculla en la intemperie,
del ebrio de colillas y otros desperdicios: los que fornican en las tumbas ígneas
del universo, los fragmentos fósiles de la saliva, el tobogán del escroto
en los juegos sádicos, el precipicio de las tijeras (vacíate en el retrete oscuro
de los paraguas, en el abanico de los objetos caseros), allí por fin la mecedora
de los párpados en el tejado.
¿En qué fogata sudan de horror las telarañas?
¿En qué bacinica hacen sus quimeras los ángeles? ¿en qué hocico se congregan
las feligresías? ¿Dónde el trencito de madera de la añoranza?
En la mesita de noche de los años perdidos, el bolsillo con sus monólogos
de paralítico, los roedores y criminales de la lividez.
Alrededor de las peluquerías del bajomundo, el hacinamiento y sus extravíos.
(En el homenaje a los cuervos, olvidé la sonata a aquel antro que pagó por adelantado 
el aullido. Todas las lecturas de las leyes que rigen las heces. Siempre me resulta interesante ver a los cerdos degollados colgado del armario
de los husos horarios. Ah, mis ojos malolientes a risa.)
Muchos lloran y corren y juegan ante los falsos espectros del poema.
Barataria, 28.XII.2014

lunes, 12 de enero de 2015

DEMENCIA

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DEMENCIA




Vivo debajo de los poros calcinados del fósil innumerable del alba.
Muerdo con el cortaplumas la saliva de la cuerda floja del pájaro moribundo.
—Siempre es prolijo el desenfreno en los ijares, en la ingle del bostezo,
y hasta los estereotipos del plumaje que mecen la lengua del columpio.
¿ A cuántos grados baja la escalera de la lucha de contrarios,
su flamante cáscara de fruta putrefacta?
Por cierto, en la ganzúa del cielo, no caben tantos parias como yo, ni colchones,
ni laboratorios feroces para vaciar cerebros.
En los íntimos tragantes del asfalto, buscamos los desagües, los paraguas
vaticinadores de la esquizofrenia, el mal de ojo sublime de la realidad.
¿A cuántos grados Celsius se deshiela la sangre, la felicidad de ovejas interminables, 
el vestigio hacinado de los orgasmos?
(En algún lugar remoto de horas decapitadas, sigo siendo la leche oscura
del crepúsculo y su escombro real de tercer mundo. A fin de cuentas, pertenezco
a esa sorda oscuridad del alfabeto. A esa violenta sal que desnuda
los espectros en una bañera de agoreros dientes.)
Barataria, 26.XII.2014

sábado, 10 de enero de 2015

INCANDESCENCIA DEL LENGUAJE

Imagen cogida del blog, yelmaresazul.blogspot.com





INCANDESCENCIA DEL LENGUAJE




Son incontables los cuerpos que hunden su lenguaje en la profundidad
de los termómetros: apaciguad el lenguaje en la herida horizontal de la puerta
del fuego donde el sopor se viste de búho,
y la realidad se confunde con las pestañas desnudas de la niebla.
Vomitad el lenguaje frenético y la histeria que rechina en los dientes,
coged el vértigo de las ventanas,
morded las palabras desertoras del crepúsculo, el lenguaje ahogado en el jadeo
de los murciélagos, morded el tren de la fiebre que produce el suicidio,
el asesinato imprudencial de los ombligos,
las teorías congeladas del falo suicida de las viejas retóricas,
los rencores del amor perdido en los centímetros feroces de la sequía.
Romped el lenguaje anclado en los retretes del modus operandi.
No hay más tregua para manzanas y serpientes: ya es clisé la melancolía
del fin del mundo, pero circula como el zumbido del hambre de los crímenes
oxidados del sonambulismo. (Ante el lenguaje de la piedra, el impúdico génesis
de los siglos, esa historia sexual que trafica con nuestra conciencia.
Alégrate, si quieres, junto al lenguaje huracanado de cinismos y cadáveres,
en el siniestro galope del río del alma y sus intoxicados guantes.)
Barataria, 09.I.2015

jueves, 8 de enero de 2015

ESTACIÓN DEL VACÍO

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ESTACIÓN DEL VACÍO




Como en aquella estación de la penumbra, la escarcha del vacío en la lengua
raída de los rieles: sobre la lengua del mantel, anochece la demencia del polvo
y la ropa colmada de agobios.
—Quizá en los aleros de la locura, los ojos cuelgan como los sombreros
de la simplicidad, como la diadema del pez rojo sobre la mesa petrificada
de la indigencia. (De pronto, la verja de la memoria eructa sus cansancios.)
En la mitad del otro ojo del plato vacío, los ascensores de la calamidad: cierta
e inevitable la ficción y su jarcia fantasmal,
la piedra intrincada, ciega de las anulaciones.
En la lección de la salmuera, todavía lo remoto y su inverosímil azar.
Si algo reprime, es la estrechez ciega del tacto dentro del jarro de la miseria,
y esa aparente movilidad de los suspiros en la escalera del mercado.
Cuando llegue al límite de la lucidez,
otros agitaran sus absolutos: esa es la diferencia de la imperfección.
(Mis equilibrios siempre respiran lo inverosímil: uno no siempre cabe en el ojo
de una aguja, ni en la entraña de ciertos trajes.)
Barataria, 06.I.2015

martes, 6 de enero de 2015

ENCENDIDA SAVIA

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ENCENDIDA SAVIA




Desde la raíz a la rama impasible, esta perpetua brasa de tu nombre.
Cálido el río que recorre todo el aliento del árbol. (Lívido el anhelo entre
sus aguas; abierta la sed, herida la carne.)
En los dedos del sueño, las mañanas en el cierzo de los ojos: página tras página
el infinito, las sienes enmarañadas en el nudo ciego del infinito.
Bracean súbitos peces en el nombre vertical del búho, en la existencia verde
del filo de los años del murmullo.
Algo es tierra y sonidos: el espacio nos copia y exhala lentas hojas, palabras
después de lo que uno es, lo vivido. Callo frente a la atarraya alta de la noche.
¿Quién reposa después de subvertir las aguas?
Miro si existes en medio de esta memoria incierta de la sombra.
¿Quién permanece y quién conoce lo visible de la espina?
Ya nos fundimos en el pájaro: arde la luz sobre el granito de los días.
Ahora luz o sólo idea: quema la luz postrera de la memoria.
Barataria, 04.I.2015

lunes, 5 de enero de 2015

APROXIMACIÓN AL ESPEJO

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APROXIMACIÓN AL ESPEJO




Allí, en este invierno de huesos, el polvo de las palabras en un instante de ojos.
(El poema, después de todo, toca las ramas desangradas del espejo,
heridas refractadas del poniente y muros que resumen el horizonte.)
—Nunca se jubilan los prostíbulos, por más mástiles ahogados.
—Nunca se jubilan las zonas francas del sexo, ni el confeti de los pavimentos.
Ante la devoción por las esquinas, el espejo es una gota de nostalgia.
Siempre hay anhelos que quedan petrificados como la sal, ¿a quién le quitamos
la alegría por la tristeza, la amargura por el olvido?
Es hora de habitar los abrigos del azúcar, de quitarle el tizne a los candiles.
De pronto todo es visible en la oscuridad.
Pero nunca hay respuestas para las esquinas del grito,
nunca las aceras se alzan como rosas perennes: un día han de claudicar
las fosas de los cementerios, las escamas de tantas cicatrices.
Con esta miseria mía, ando donde caminan otros cuerpos. —Otros, sin duda,
que han aprendido a desafiar a sus ojos en medio del fruto derramado.
Barataria, 04.I.2015





sábado, 3 de enero de 2015

PUERTAS

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PUERTAS




Pareciera que todo el aliento se esfuma como los trenes fríos de la deshora.
¿Cuántas puertas debo tocar o abrir para no equivocarme de parábola?
¿Cuánta sal dejará de ser castigo o estatua?
En la urgencia toda la fuerza cae al vacío: de pronto, alguien nos sepulta
los sueños y nos desarma de sustento. Nunca somos en la espera de los grises.
Nadie sabe qué suerte corren los sueños en medio de tempestades siniestras:
Nadie que haya saciado el rostro del hambre.
Nadie que nunca esperó en las cercanías de una mesa.
Nadie que nunca tuvo sofocos, ni oscureció en su propia ceniza.
Nadie que soportó la noche sin almohada desde sus miedos a la pobreza.
En la penuria suelen ganar las puertas: nunca se abren ni siquiera
para el desprecio. Nunca dan a la medida de la primavera.
A veces nos niegan o nos dan un porvenir de falsedades. (¿De quién nos fiamos
entonces, si el prójimo se cuenta con los dedos de la mano?)
Mientras la farsa continua, habrá cartones y retretes y cuentos de bufones.
Barataria, 01.I.2015

jueves, 1 de enero de 2015

ECOS DEL GRITO

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ECOS DEL GRITO




A la hora resignada, este remedo de voz, furtiva carne sin dioses, ni rezos.
A lo lejos, se oye el gris de la niebla, el diente sordo del titubeo del mar,
el grito de todos los ahoras en el misal de las afrentas.
En la cercanía del cuerpo, todas las monedas ahogadas del disfraz. Toda la ruda
sobre la joroba del acantilado.
El grito imprime su filo en el dorso y sangran las cortinas de la eternidad.
(A menudo, uno supone que no existen más horizontes al juelgo ardiente
del resabio, y que se debe estar condenados al oráculo del silencio.)
Nunca he sucumbido al hoy y sus demandas, cada quien talla su impronta
aunque muera en el intento.
Siempre ando desarmado como las semillas. La culpa, que no es mi bufanda,
retrata con cierta sutileza, las diversas sombras que habitan
en el dispensario de la hoguera. (Hay que nacer de nuevo y no entre espejismos.)
Seguro que será mañana el desvaído del grito, sin ninguna señal de proeza.
Barataria, 30.XII.2014