viernes, 31 de octubre de 2014

SUBURBIO

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SUBURBIO




He aquí la totalidad de los siglos pasados por las armas
cabeza de madera en la cual el ojo izquierdo sólo parpadea para
salvar al otro de la miseria
lo único creíble en el seno vaporoso de las geografías venenosas
son las fugas imprecisas de rostros encadenados por horribles palideces
es la obra simbólica de sabios microbios en el fondo de las
apasionantes cavernas de la materia
Gui Rosey




En la periferia de las palabras ladran los perros hay tormentas de meses sin luz y casas sin nombrarse derrumbados horizontes y epitafios que uno nunca sabe a quién emplazan en la erosión de los catálogos las notas suicidas y el polvo lacerante en la carne la desesperación insiste y no me deja pensar no hay abrigo solo este dolor en los brazos gritando sus puños oxidados entre el cartón de los años mis palabras imprecisas de mar pintado en el bahareque de la tarde: fumo este pálido abismo de ojeras ninguna estética es tan fiable como los caracoles pintados por los niños siempre hago y deshago la fecha de las gaviotas el poyetón indefinido de mis ojos el tabanco de la tarde rodeado de recuerdos y las mismas tempestades de siempre y las mismas alas de siempre y los mismos ofrecimientos de expulsarnos del paraíso (no sé si haya profundidades incomprensibles sólidas arquitecturas acordes con el Todopoderoso) al parecer la saliva nos anega hasta los tobillos siempre el maldito amor nada paradisíaco hay cierta inanición heredada del dolor hijo del abandono y los temores maloliente de zapatos de ropa de sueños nada tiene razón cuando la razón se echa al cesto del embuste nada es siempre lo mismo cuando el pájaro carece de voz y la penumbra se torna venerable en los bolsillos nunca dejo de pensar en este dolor adscrito a las costillas ni en las láminas imposibles de la alegría aquí me acostumbro a la sobremesa del patriotismo a la política permanente de las osamentas y a sus hijos de preceptos radicales siempre hay obstáculos para saciar mi libertad: el quehacer diario es un absurdo como las habitaciones oscuras de los prostíbulos en el traspatio del alambique pululan famélicos mis pensamientos la conquista de otro mundo menos asfixiante (de pronto quiero olvidarme de los métodos cívicos de la coerción del disfraz absoluto de ciertos apellidos todo orden es una estrategia enceguecedora creo que el desprecio hace su labor desigual de subir y bajar escaleras ¿Cuándo podremos darle título universitario u honorario a la bondad?) siempre estoy expuesto a los muros de los desahuciados siempre me ha gustado el enorme trabajo de las sábanas y sus balcones posibles siempre los mismos escarabajos debajo del escombro esta suerte de andrajo sin dones ni bendiciones siempre resulta extraña esta hazaña de renunciar diariamente al mundo renunciar a (vos) al pie de la letra del mendrugo consabido es el baúl de tantos epitafios las aceras abigarradas y caducas el no ser que nunca descansa es imposible el azúcar que no se atreve a la mesa sí aunque posibles los servicios secretos y desayunar la desigualdad en momentos de crisis vamos —me digo— con los sueños sobre la almohada pensando en los extraños taburetes del aliento en la mesita de noche de las premoniciones siempre lo sombrío hace ruido en las aldabas es entonces cuando las aguas saltan de la herida es entonces cuando se le hace reverencia a la purulencia y a sus atrevidas manos en el grito de la garganta un río rozando las pupilas…
Barataria, 26.X.2014

miércoles, 29 de octubre de 2014

FOSA

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FOSA




Cada día cavamos nuestra fosa junto a la inhospitalidad de los relojes.
(La ceniza es como la inocencia perdida en los caminos enormes que hace
la luz entumecida de las fuerzas abatidas por el tiempo.)
La infancia irresuelta apresura mis pasos junto a los extraños nudos
inmovilizados por el frío. ¡Nunca escarmiento de los golpes!
Es inútil que lo diga, pero la indiferencia me indigna, (vos) lo sabés cuando
enmudecés de golpe sobre los adoquines. Por supuesto, sé que la conciencia
no es fosa neutra, sino una tierra en permanente litigio.
¿Existen en realidad los seres que llamamos santos? ¿En qué muda ciudad
viven y conspiran? ¿Tienen en su osamenta la voluntad de un cadáver?
Cada día suicido las telarañas de las paredes,
vomito el pájaro de mis obsesiones, le susurro a las alucinaciones desconocidas.
Cavo incesantemente mi huida: la luz es poca en esta lluvia de tierra.
Es tan abundante la nada que hasta en la ropa transpiro su hedor…
Barataria, 23.X.2014

lunes, 27 de octubre de 2014

SOBRE EL PAPEL

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SOBRE EL PAPEL




Sobre el papel, la tinta y su paisaje oscuro: el lenguaje articula los toldos
que la placenta guarda en su quimera. (Siempre alguien se decanta
por los enjambres y pierde su propia historia.)
Uno puede morder las tribulaciones, soterrar la ventisca enrarecida
en los costados, o simplemente, echar raíces en la propia sombra.
Entre la forma y el movimiento, el candil que muerde la escritura hasta el punto
de la mortaja. Nunca tengo respuestas para las socarronerías.
Nunca me detengo en los bajorrelieves.
Quienquiera puede ser ángel o arcángel saltando sobre su propia sombra.
Si los vacíos carcomen, es preferible hacer perdurable las aceras.
En la batalla de la foja, agonizan las simetrías del aliento.
Para evitar los cargos de conciencia, es importante anular todo pensamiento.
Ya hecha la postema del poema, necesitamos clavo de olor para leer el infinito.
Lo demás, es pura nostalgia o idolatría o  delírium trémens…
Barataria, 22.X.2014

sábado, 25 de octubre de 2014

RECTIFICACIÓN DEL ANHELO

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RECTIFICACIÓN DEL ANHELO




Es otro abatimiento el que ahoga los anhelos: el tiempo que desposa
en vigilia, los tantos cadáveres cercenados en el pecho, todo el granizo súbito
de la sospecha a la hora en que los ijares delatan
lo incontable de lo inenarrable. (¿De qué ungüento bucal debemos fiarnos
para evitar el sarro? ¿Qué pájaro nos desnuda el tren de la conciencia
sin que el cierzo se torne ajena sustancia?)
—De aquellos años incendiados solo queda la ceniza, el ojo en la escoria.
Ahora debo rectificar la moraleja de las fábulas y adentrarme en el invierno
del enjambre hasta mojar mi lengua.
Hasta ayer fueron oscuros los sombreros sobre el cemento, oscura la memoria,
oscura la gota de libertad que tenemos, oscura la mirada.
(En el propio metabolismo de las alas, escapo de las cruces mohosas:
la escritura no deja de ser supositorio o purgante en la sartén de la oscuridad.)
Siempre es extraño ese nudo que se hace en la garganta a la hora
en que la ausencia traspasa las ventanas…
Barataria, 19.X.2014

jueves, 23 de octubre de 2014

FALSA PIEDAD

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FALSA PIEDAD




Duelen los calcañales dobles de este mundo y las pupilas ahogadas
de la falsa piedad: es preferible el destello de la piedra que nos antagoniza,
las fotografías al desnudo de las máquinas tragamonedas.
(Siempre caminamos mudos sobre la calle de la piedad; crecen los párpados
extintos de las esfinges y esa extraña fatiga del misterio.)
¿Cuántas veces debo morir para ver los tumultos?
Y las manos de los fieles, ¿existen? La cruz bulle fecunda; fecundo el desvelo,
pero no la aurora santa, ni la ventana del manantial.
Parece que la bestia se ha ido acumulando en el rocío, ¿quién es inmune
a la monstruosidad que se yergue frente al ojo?
A menudo, mi mundo solo se llena de nostalgia, camino hacia la sombra
del gemido, entre el destello despiadado.
La historia humana, de pronto es sombría: primitiva, confusa, inapresable.
Llegada la palabra última, me urjo del olvido y de la muerte…
Barataria, 17.X.2014

martes, 21 de octubre de 2014

CULTURA DE LA ASFIXIA

Imagen de Ygor Amilkovic




CULTURA DE LA ASFIXIA




Después, el silencio como una respiración sin cuerpo que crece desde la noche
hasta la noche: en la garganta, el polvo encorvado de los propios recuerdos.
Entre los discursos, prefiero el cansancio de los bares (hay ciertos clisés
que son eso: clisé, artificio, perogrullada.) Prefiero los purgantes y la vida mortuoria de la miseria, las riñas callejeras de los perros
y esas extrañas perversiones que produce la evocación a los tantos sinsentido
de los improperios.
Me he perdido en los establos y en las perreras.
En los sótanos se libran batallas feroces.
El cansancio despierta en el pálpito de los huesos; vivo, por cierto, en el confín.
Callo. Hay simbolismos de los cuales uno no se puede fiar.

(No me atrevo a eyacular en el desvelo, ni en los canceles de la historia. ¿Quién tiene limpio el aliento después de tantos años perdidos? Aquí perdimos la inocencia y el arcoíris de la primera desnudez. Ondean en su aventura las cucarachas. ¿Fue derrota la soledad que ganamos? Me cimbras el paladar sobre la mesa del ombligo, sangran los trabajos del tiempo. En la piel, el calor ávido de la carne. La herida nos ha amputado todo en lo que creíamos.)
Barataria, 15.X.2014

domingo, 19 de octubre de 2014

ESCAPARATE DE LA HOGUERA

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ESCAPARATE DE LA HOGUERA




No me sirven los huecos de cristal de los escaparates, justo cuando la hoguera
no quema la ropa sucia de los ventrílocuos.
(Siempre hay tanto que decir de los vestuarios de la locura), de ciertas
personificaciones, de los ruidos que caen de las cefaleas.
Me conmueve el circo y sus ojos de confeti.
En el abandono uno espera el milagro de la luz, el día sin aparadores, solo
la plenitud de una sonrisa como hoja de cierzo (el artificio nunca alberga
pájaros ni ilumina semanas inocentes.)
Ya transcurrido el camino de la conciencia, solo el carbón en las sienes.
En los brazos siempre hay hambre: ninguna moneda puede hacerte visible
para conquistar la tierra prometida; (vos) fugaz en el mostrador
de mis visiones, y sin embargo, no te extingues en la gota de azogue.
Mañana, de nuevo, la fiebre irremediable de los muertos y la temperatura
profunda en los poros del horizonte. Al cabo la vitrinidad es parte
de los juegos simbólicos de nuestro tiempo.
Barataria, 13.X.2014

viernes, 17 de octubre de 2014

EDAD DE LA CENIZA

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EDAD DE LA CENIZA




Solo la huella en el costado del cansancio, los días todos a la orilla
de la tinta,  la inocencia en el espejo que cuelga de la ventana del más allá.
Sobre las escaleras del litoral, la certidumbre de la esfinge,
y los epitafios que nunca parten, están aquí disfrazados de perennidad.
¿Cuántos horizontes soporta el cuerpo?
¿Cuántos pájaros vencidos en nombre del tiempo?
Es terrible el camino que no alcanza a sosegarse en la entraña: uno va,
—al parecer— como una especie de Clown transitando los corredores
de la muerte, los diferentes escalones de la vida. (Después de todo, únicamente
estás como una sombra errante en esta realidad de pequeñas herejías.)
Vivimos entre apóstatas y martirios.
A menudo es necesario el coraje para descubrir y andar los atajos.
En las sienes, el pájaro fugaz del paraíso, las raíces de la hondonada.
Tras el despojo de la orfandad,  esta edad de ceniza cautiva en el aliento.
Ante el laberinto de los sentidos, siempre seremos fugitivos como el pájaro
que se arrima detrás del aire…
Barataria, 12.X.2014

miércoles, 15 de octubre de 2014

NOSTALGIA DISPERSA

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NOSTALGIA DISPERSA




En la sábana de las antorchas, los huesos dispersos de los mástiles.
Los ojos anhelan la sencillez de las alas, la embriaguez de las sirenas.
Coloreo todas las dispersiones del delirio.
En la sal del origen, los días siempre ascendiendo hasta el cuello.
Solo pienso en el filo del fuego y su huella de invisible albedrío, en los nichos
líquidos del témpano y los ayunos al pie de los arbustos.
Esta vez todos los objetos sucumben en la avidez del alambique.
En las mochetas del cielo, los espejos diluyen el jardín de las nubes.
Sobre la superficie de las sombras el recuerdo del tejado con tus muslos
prestos al grito: era mi refugio donde saltaba el arcoíris,
sus solapas quemadas de tabaco.
Por cierto que nunca hubo última vez: jamás el vendaval deshizo las ventanas
solares del largo camino de aserraderos. Los brazos siguen allí, como postigos,
sobre la viejas vigas del tabanco. La ciudad es tortura en mi voz.
El sueño, sólo un instante en la arcilla del día.
Barataria, 11.X.2014

lunes, 13 de octubre de 2014

REGRESO A LA NOCHE

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REGRESO A LA NOCHE




Vivimos atrapando las muertes sórdidas en los costados.  En cada vertiente
del odre, los celajes cautivos de la salmuera en las cálidas regiones
de la almohada. Siempre volvemos a la redondez de los ungüentos, a ese otro
sitio de vagas soledades.
A veces el hastío muerde las palabras que le hacen falta al musgo.
¿En qué regiones del mar es más intenso el olvido?
—Para mi tiempo, me es suficiente la vendimia despojada de todo artificio.
Por cierto, no creo en los ulteriores resabios de la memoria,
tampoco en el presente que transcurre como el aliento de lo irremediable.
Sin embargo, cada día, le pongo esparadrapo al traumatismo de las palabras,
a ciertas palabras, al paisaje, a los huesos del amor,
a los ojos grises del papel crespón,
a estos deseos del tacto por los trenes.
Vuelvo a la noche. Vuelvo a las persianas hondas de los ciegos…
Barataria, 01.X.2014

sábado, 11 de octubre de 2014

TENUE VITRAL

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TENUE VITRAL




Me asomo a la ventana para ver toda la adversidad que transita en las calles.
Cada piedra se ahonda en los huecos del aliento: es tanta la lucha que duelen
los tobillos y el ala rota. Trepa todo lo postrero a las ojeras.
En medio de la neblina son inciertas las manos y este ixcanal encarnado
en la médula de las semanas.
Gira en mis ojos la ceniza del galope y la porosidad de los escombros.
Siempre la nostalgia tiene sus peligros: vuelve lo acontecido a cruzar la puerta,
muerde la razón, acumula insomnios hasta hurgar en la desesperación.
En el follaje incierto de los sueños, despiertan las paredes
y todo cuanto existe en el imaginario del parpadeo.
Desde los demonios de la tormenta, esa ferocidad de túnel que tiene la lejanía.
En esta hamaca de tumba, cualquier pájaro se precipita.
Toda muerte se abre al saqueo de caminos; hacia la redondez de mis sueños,
la luz oscura del reloj, esta revelación de los vitrales en el atrio de los ojos.
Barataria, 11.X.2014

jueves, 9 de octubre de 2014

MUNDO

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MUNDO




Yo recuerdo sus ojos, con aquella extraña mezcla de voluntad férrea
y de confusión infantil.
Ilya Ehrenburg




sencillamente aquí perdí mi inocencia ¿en qué lugar estará la lluvia la campana dominical del vuelo aquella muchacha irrecuperable el abecedario en el trencito de madera? ¿en qué brazos arropo mis poros? en décadas de desierto desacralizo mis propensiones suicidas y me sumo a esos lenguajes oscuros pese a que todo hoy en día está en peligro ignoro si la duda está al alcance de todos si es parte de la bienaventuranza íntima: deletreo la incomunicación respiramos después de todo en un mundo donde ya no existe la inocencia lejos está la luz y jugamos a tirar sombras estas sombras habitan la garganta lo inmediato lo histórico el subdesarrollo no es tal ese mundo liberado que transita sobre las aceras y muerde los zapatos con frecuencia el patíbulo es nuestra introspección el adjetivo despectivo muerde las páginas en blanco ¿quién descalifica a quién? ¿en qué totalidad le damos cabida a lo relativo? el mal siempre renueva su lenguaje es paciente hasta el absoluto de los espejismos a menudo es inevitable transitar sobre lo derruido jugar a la duplicación de las palabras suscitar con un grito el erotismo de la flama hasta hacerle grietas a la resignación nos deslizamos en la hipotenusa de las estatuas todo es una farsa (lo sé yo y lo sabés vos) por qué entonces la férrea defensa de lo convexo o lo cóncavo ese susurro al oído del desvelo la estridencia de los fantasmas la curva de los colores la exaltación a la desgracia crece en alaridos la fauna del aliento las lianas con sus cadáveres póstumos ¡vaya el azul de nuestra patria! nos suda la cadena en los brazos del niño nos encorva la brasa inmunda qué forjamos entre la herrumbre y las egolatrías entre la débil claridad que se cuela entre las hojas en qué postigo es posible el olvido o la locura para vivir estas providencias morir en la flor de la noche en el navío de tu cuerpo en la mañana de tus brazos hundir mis dedos en la piladera de tu ombligo perderme en estas calles de la melancolía el mundo es una sinfonía extraña hay matices de simbólicas afonías voces raras mortecinas desafinados pájaros en el canasto de la ropa usada y dulzuras dilatadas en vitrinas de pronto he sentido que me hacen falta las palabras todo lo extraño se agiganta hasta el punto de no caber en mis manos me pierdo en la inmensidad de mis propios tiliches las pupilas al borde del eco de los inodoros siempre es difícil la serenidad en el contrafuego de las contradicciones la cruz tiene brazos extraños solo hay dos posibilidades: morimos o vivimos viajamos en el imaginario del tropel o simplemente bañamos nuestra entraña con la salmuera del propio aliento sin más augurio que el olvido el ojo vive arremolinado en la sangre del abandono no obstante las palabras se desgastan en la nostalgia también hay temor en el camaleón de la sospecha en la superficie de la telaraña o los cangrejos en este mundo que se abre solo a los espectros la soledad y la poesía no tienen límites adoro el cuaderno de la inocencia el sinfín descosido de mis ojeras el hueco de las puertas abiertas ese espacio tuyo donde se alarga el viento adoro los dibujos del horizonte y estas cicatrices que nos dejó la locura adoro el mordisco de los muladares y esta espera que a ratos se corrompe y pervierte…
Barataria, 09.X.2014

martes, 7 de octubre de 2014

HERRUMBRE

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HERRUMBRE




Hacia los horcones falsos que sostienen el aliento, la herrumbre cavando
en la garganta todos los mapas de la salmuera.
(Alguien me habla del artepoética de las piedras) con intenciones
de hurgar en mi pobreza y en los grises que deja la escoria.
Un día de estos, sin más remordimientos, le escribiré una carta al moho,
al abismo, a las guaridas, quizá también al arcoíris. Hay grandes perversiones
como la ferocidad de la carcoma; (en este invierno de desafueros, para qué
los cuentos de hadas si la noche invade los espejos. Nada es alígero.)
Solo necesito un puerto interminable para arrojar toda la ceniza.
En el hastío, buscamos la salida, —en esa calle quemada de la tristeza.
Aun en medio de tantos dioses embriagados y cenáculos.
Después de todo, la trama no está solo en calles y cárceles, sino en los centros
del poder real, allí se especula ciencia y artimaña, (disponen del mundo)
toda la maldad que nos llueve hasta hacernos ver como seres reales.
Barataria, 06.X.2014

domingo, 5 de octubre de 2014

TALLER DE OTOÑO

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TALLER DE OTOÑO




Siempre hay desatinos en el incienso extraviado de las sombras. (El tiempo
es ese dolor de cabeza que nos sacude la infancia.)
Dura mientras vivimos este trabajo de cadáveres, ¿qué nombre le damos
al magnetismo de los relojes, al invierno desagradable de las arrugas?
—Detrás de todo existen bocanadas de sueños y días como rieles o litorales.
(Siempre pensé en los matorrales e insectos que se llevan dentro;
sorda es la carne con sus envolventes escombros; merodean las aguas
del más allá de manera impune.)
En mi taller respira la garlopa del aliento, el aserrín redondo de los años
desvanecidos. Aquí o en cualquier parte, el espejo como arenas movedizas.
No hay razón para temer a lo irrevocable, —me digo.
¿Qué rumbo tienen las litografías del hambre?
Siempre fueron indecibles las sábanas y los manuales del calendario.
En el castillo de naipes, la ceniza que nos muerde sin tregua los ijares.
En mi taller de otoño, las calles y las estatuas que no envejecen.
(Para esta vocación de mar y muelle, solo mis ojos descalzos en el torrente
de la memoria. Mañana quizá sea otra voz la que estruje el horizonte.)
Barataria, 04.X.2014

sábado, 4 de octubre de 2014

INCLEMENCIAS

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INCLEMENCIAS




Sobre los cementerios, el pájaro seco de la muerte y su ojo hundido en la cripta 
sin techo de la arcilla. (La piedra y el cemento en su funesto reacomodo);
los suelos empapados de heridas como exhaustos combatientes, las calles
con sus dientes hostiles, (vos) en la taberna de mi sangre remota.
Hoy lo recuerdo todo: en la mesa de la noche los platos sucios, mientras
el fuego hace lo suyo en el poyetón del aliento, ese otro cielo de oscuro teatro.
Hay grotescas asechanzas y tizne en los prolongados espejos del río;
roncos abanicos bajan hasta la boca, (ante la amenaza de la piedra solo la lluvia
de cadáveres) y el grafiti arrugado en las paredes.
Con todo, siempre amanece. Amanece como ayer, entonces cierro el paraguas.
Amanece como hoy, después de reptar en la noción del mundo.
En la pared de las temperaturas, silban los burdeles de la indiferencia.
Es clara esta memoria desde cuando empezó a bracear mi aliento
sobre tu cuerpo de semanas sin itinerario…
Barataria, 03.X.2014