domingo, 31 de agosto de 2014

ASEDIOS

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ASEDIOS




Entre las espinas que asedian, el nudo de los pensamientos en la garganta.
Toca fondo el pecho del agua en la salmuera, la hosquedad y sus fragmentos
de astillas: todo el abismo afilado en la sombra de los zapatos.
¿Hacia qué rumbo cardinal derribo los muros de la patria y esta acumulación
de deshoras y los nombres con sabor a vinagre de los espejos y los héroes?
Debajo de la sábana, el grito quebrado
de todas las rejas oxidadas: el apotegma o la falacia, el circo compartido,
la saliva cóncava de ciertas bocas, los genes seudopitágoricos
en vísperas siempre del ascua.
¿De qué orgasmos de astronómica apoplejía nos salvamos o huimos?
(El crimen resulta ser tan rentable como el silencio.) ¿Quién le gana la batalla?
Aprendimos a dividirnos en la ceniza. No somos el ave Fénix, ni deidad alguna.
Apenas, amnésicos candelabros en la castración del escupitajo.
Barataria, 29.VIII.2014

jueves, 28 de agosto de 2014

AUSENCIA ABSOLUTA

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AUSENCIA ABSOLUTA




Acércame todas las ausencias para construir mi propia vecindad.
(No hay palabra sobreviviente para pronunciar la última infancia encendida
de la niebla, ni claridad para guardar el equilibrio de las ventanas.)
A menudo también el descenso es palpable cuando aletea el amanecer.
—¿Qué tenemos, sino la habitación rota de la andanza, los dominios maniáticos
del espejo, y el silencio que se cuenta en la costilla?
Sobre la pared dormida, arde el montoncito de la enredadera del desván
iluminado por los deudos.
Salvo esta niebla insoportable, es el único legado que mastica el deseo:
nuestra historia es emérita en las axilas del esmeril.
Huelen a sanguaza los trenes y los periódicos. Ninguna calle ancha que abra
persianas; solo la etereidad de los cabildeos del monólogo.
Toda tu desnudez está en los haberes de mis ojos, ¿todavía hay milagros
sanatorios como para discurrir en la entrepierna de tus resuellos?
El paraguas de la memoria es tenaz en sus hilvanes…
Barataria, 27.VIII.2014

martes, 26 de agosto de 2014

CAMINO

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CAMINO




Camino pese a toda la breña de las semanas, pese a los chiriviscos
que pueblan los zapatos. Jamás le he tenido miedo a otros silencios,
pero sí a los míos. Tiemblan como un despertador las alboradas de saliva.
A veces es tan frágil el paraíso que uno sólo piensa en las huidas.
Al borde de los fierros de la bocacalle,
las siluetas infames de los muros, la horchata rancia, líquida de las heces
de los pájaros y el ojal del sepulcro que no da para tanto escombro.
Entre el universo del enjambre y el galope, el vía crucis victorioso
del precipicio, las matronas sosteniéndose en el cordón umbilical del eclipse,
la piedra que muerde la desnudez de la aurora.
(Ya no importa el silencio en los barrotes de los ojos: siempre voy ciego
como Diógenes en este laberinto de pústulas. Dejo que cruce el bullicio
sobre la herida y que otros cicatricen en su cacería.)
Barataria, 25.VIII.2014

domingo, 24 de agosto de 2014

SOPLO MORTUORIO

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SOPLO MORTUORIO




Cada vez las noches en la proximidad de la madera como un sudario
sin atajos. ¿Quién hila estos violentos hilos de terror?
¿Quién, Lautréamont, Vallejo, Salvador Espriú, quién? —Espléndido el abismo,
lo impalpable del sonambulismo en la fugacidad última del cuerpo.
En la calle siempre añoro la ternura del viejo paraíso sin sus albedríos;
persisto en las palabras de siempre y sus párpados amarillos, en la orfandad
ávida de los amantes, en ciertos recuerdos de confundida habitación.
Asciendo al cenicero de mi propio espejo: ¿existe la redención sin sudar
de las hamacas? ¿Son infalibles los símbolos mortuorios para las violentas
bestias de las aceras? —En la agonía, la salmuera cae desnuda,
de golpe como la lengua engusanada de la fruta del calendario.
Nada he de amar sin la crueldad de la muerte…
Barataria, 23.VIII.2014

sábado, 23 de agosto de 2014

DECLIVE

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DECLIVE




Vacío de sesos, de corazón, de intestinos y de sexo.
Bendito seas, amor mío, por todo esto y por nada.
Por miserable y divino,…
Jorge Eduardo Eielson




¿qué historia es ésta de olvidos y declives? historia que empuja la sangre hacia huidas hasta el punto hondo del sollozo sordo el olfato con solo imaginar el hueco que horada la espuma detrás del garfio de la lágrima están juntos todos los recuerdos: el sudor grueso del diluvio el cuerpo el dolor el nido que fundamos al recorrer el goteo de la niebla a veces son amargos los trenes en las encías hoy es opaco el cuerpo las vitrinas y el pecho herido en el aliento fugitivo de las enredaderas todo sabe a herrumbre no hay azúcar en este precipicio ni agilidad de pájaro sobre la verja del blanco del cierzo sino insectos y sonambulismo telarañas y semillas en medio del estiércol nuestro mundo es un mundo incompleto: todo es inminente cuando se arquea el calendario de súbito te enciendes en mi nostalgia te filtras en el centelleo de la esperma alucinógena en los paralelos del tobogán de la yedra en ese paraje del colibrí de tu vientre aunque no estés estás como el ruido intacto de una carpintería (me quedo absorto siempre que llueves de llaves el afilado despeñadero de las telarañas entre los espejos de las sombras te ciño el patio de jade de la roca el camino de tus ijares de anís el astro al filo de mi patíbulo años fueron de brazos y tormentas años sucesivos de puertas acumuladas en los dientes de ventanas abisales adentro de la armadura del puño y la brida luego el instante ningún delirio forma raíces ni desemponzoña los pasadizos de los círculos glaciares ni los trópicos: al cabo después del desuello uno parte hacia otras ventanas u oscuridades todo es herencia del tiempo el tiempo que nos revela siempre el tiempo y su furiosa hondura) un día dejamos de ser vulnerables cruje el badajo de los farallones y las entrañas negras de la noche y el trapecio en la ganzúa amarga de los arrayanes qué fue de la hoguera del encaje explosivo de canela del culantro de tempestad de los relojes de la bóveda abierta donde el pabilo hacía islotes de esquirlas qué del puño de voracidades qué del afilado candelabro en el postigo de la tinta cedo a las palabras todos los suicidios cedo a los santos la esencia de los escapularios ahora he empezado a recoger en el guacal de la memoria todos los rostros del parpadeo: en el jadeo son innumerables los universos los movimientos del oleaje todo en el fondo dividido se convierte en ceniza cae la envoltura de los poros y el rostro cae el alto voltaje de las confidencias el alfabeto roto de lo tangible el andamio del firmamento de las palabras (la verdad ahora vivimos en medio del miedo y el crimen las fechas son idénticas a una cárcel ninguna historia nos lleva a alguna parte: el pasado es presente transfigurado siempre está allí la sensación de respirar diezmados por la muerte de nuestros pensamientos) a menudo solo somos lo inexplicable monumentos altisonantes de la libido pasada del sentido lívidas las cuerdas vocales del horizonte ante los dominios dispersos de la tormenta en nuestro alrededor espejean las máscaras como el escabeche expuesto a la perversión de los sentidos y el vinagre y el jengibre ahora resulta adorable la hostilidad del estupor de las pestañas postizas del sueño sabemos que las cruces no tienen horario ni fontanería el metal de la sombra que anega el diluvio negro del grito o la nostalgia —pienso mientras tanto en los otros horrores que aprietan el cansancio cuántas huellas en el litoral del cuerpo y cuántos bufones ante nuestros ojos quizá nunca podamos dejar de explorar nuestras penas quizá porque es la ceremonia a nuestra manera de vivir ese féretro insepulto de la certidumbre (mañana quizá nadie nos recuerde pero habremos escrito nuestro propio epitafio)…
Barataria, 21.VIII.2014

miércoles, 20 de agosto de 2014

CUERPO

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CUERPO




Hasta que se doblen las esquinas del testamento, las manos aprietan
las ventanas surtidoras del proverbio: cuerpo como la primera escritura
en los puertos. Desciendo hasta el correo de luz de tus enigmas. Desde la hora
de cristal de los minutos, las palabras llegan hasta el interior
del fuego de la sed. La herida triza el vuelo.
(En realidad, nos olvidamos de cualquier enigma; pero no de la fosforescencia,
ni de algunos pájaros que nos sitúan en otro mundo.)
Encima del vestido blanco de los poros, la lengua roja de la sed, tiende
su vértigo de azúcar: es selva la ciudad del sueño en mis manos.
Antes, solo descifrábamos las enredaderas de las moscas y su éxtasis trivial.
Después, nos hemos detenido, —soberano el oleaje—
en las aguas absortas de los pensamientos. Hemos arqueado el fulgor
de la saliva y todo cuanto es tu cuerpo solar.
Ahora estamos más desnudos que antes entre los paralelos de la enredadera;
los dedos abren el sendero del verano.) Y no hay marcha atrás sobre la espiga
o el basalto: resucitamos desde donde cavamos.
Barataria, 18.VIII.2014

lunes, 18 de agosto de 2014

FLOR DE MUERTO

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FLOR DE MUERTO




En el camposanto todo el amarillo de la memoria: la flor de muerto
enternecida, ensimismada sobre mis sienes insomnes. (Es, al mismo tiempo,
reloj decrecido) que alguien se afana en abrir como una ventana.
Caen epitafios en el suspiro de los cipreses: aquí la violenta fosa
de lo carcomido, la belleza trizada por el sigilo de lo invisible.
(Después será adoquín y telaraña todo el jardín, negación de color y aliento,
destino de herméticos goteos. Después, sepia todo el paisaje: el ritual de la entraña 
y la cavilación de los cadáveres.)
—Todo el amarillo de los minutos, cansados soles en los párpados,
a la espera de jugar a la vendimia de los párpados. Simplemente a la espera
para darle paso a la nostalgia y a la tortura de las semanas.
No me resisto a las nueve cuartas del galope, tampoco tengo argumentos
para contrariar este crepitar: después, de esculpida eternidad…
Barataria, 16.VIII.2014

domingo, 17 de agosto de 2014

HOJA

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HOJA




En la luz de la tormenta, la hoja de otoño ahorcada en la lluvia.
Susurra el metal amarillo como un puñetazo de dominios caprichosos:
debajo de la cuenca de los ojos, las calles y su letanía de kerosene.
Mordemos siempre el paraíso sojuzgado por el viento, esa otra línea
de los días ofendidos por la mueca.
En mis manos ha quedado la ceniza de la luz, la hoja desmemoriada
de la batalla, el grito sordo que azuzó el ángelus.
—Después de andar, el último vilano entre la tarde y su escarcha. Una sola hoja,
—lo sé— no hace todo el follaje; aun así, me devasta su propio sonambulismo,
el delirio agudo de la telaraña y sus rieles.
(Toda mi respiración quedó en aquellas lejanas vegetaciones: el tiempo,
y después, las esquinas de los relámpagos. El cansancio gris de la ausencia,
el pavimento desbordado de la salmuera…)
Barataria, 17.VIII.2014

sábado, 16 de agosto de 2014

ALBEDRÍO

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ALBEDRÍO




Tras el último despojo del delirio, la orfandad y el recuerdo hacen lo suyo: 
nadie es culpable de la habitación incinerada de las palabras,
del falo sudoroso de la embriaguez, ni de los despropósitos oscilantes
de la hamaca del océano.
Asumo mis propias culpas, el luto de los símbolos.  (Me obligo amanecer junto
a mi cadáver; chirria mi aliento entre la maleza de la sangre.)
Nadie puede salvar los relámpagos después de la acumulación
de tantas noches; sólo yo, en el desierto de mi sombra, imaginando sueños
mutilados, los dibujos oscuros de la puerta, la belleza que se muda sin otra
belleza, (no quiero la eternidad) entre tantos tropezones en ayunas.
¿Cuál es el futuro después de este presente cojo?
—Ya no me verás, sino en tu conciencia, en la sombra que dejan los ungüentos,
quizá en aquel reino de la usura y la chatarra de los itinerarios.
Barataria, 14.VIII.2014

jueves, 14 de agosto de 2014

PASOS

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PASOS




Hemos caminado tanto, que ya olvidé todo el litoral extraño de los puertos.
Mi edad, ya es otra edad que no cabe en los testamentos, ni en un cofre
de penumbras, ni en uno de esos perfiles proverbiales del FBI.
Aprendí de los paisajes extranjeros de mi aliento: derribé horas de muros,
y la orgía  de los castillos de naipes (ante el desdén, nunca se agacharon
mis párpados, ni acudí a las cosmogonías del complejo de barrotes.)
Todo es a fin de cuentas, camino.
En lo  profuso también está la fragilidad del matorral amarillo de la palpitación.
Ya sobre el imperio de las cronologías, las hojas desechas del paisaje,
y hasta el cascajo de la duda como visibilidad de lo grotesco.
Hoy solo recuerdo algunos travesaños de los puertos: los caminos están
hechos a capricho de los pasos. Una mancha de pájaros muerde la sed.
Barataria, 14.VIII.2014

martes, 12 de agosto de 2014

DESCOMUNAL DESVARÍO

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DESCOMUNAL DESVARÍO




Hosca la raíz del crepúsculo arrimada en las esquinas del paraguas arrastrado 
por los náufragos del agua de piedra legendaria.
¿En qué mano se encienden los fermentos del confín? ¿En qué boca
los montículos de la brasa y el rescoldo de los cangrejos de los ijares?
La miseria doméstica funde plegaria de muslos, ultraja los dientes del sollozo,
dispersa el capuchón húmedo del respiro.
La absolución para nosotros es maleta de ultrajes al punto de hélices
de un huracán frenético.
En el sobre manila del diluvio pélvico, las aguas sobre la sábana del litoral,
la avidez del crimen de los muelles, la entereza del pétalo sostenido
en la crepitación del júbilo: después el perro acallado en el acantilado
del campanario. Después el mundo muriendo de tantas noticias tristes.
Cuando leemos los periódicos, desempolvamos lágrimas y sueños:
Oye, —te digo—, el tropel de bocas traspasando el albañal de las palabras.
Oye, —te digo—, el galope de las ramas del horizonte…
Barataria, 12.VIII.2014

domingo, 10 de agosto de 2014

PAISAJE INMÓVIL

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PAISAJE INMÓVIL




En la ciudad de los muertos, los féretros estáticos y la uña de gato rasgando
la caligrafía de la lápida del último bostezo del calendario.
A veces envidio la geometría de lo inmóvil, el humo destronado del chorrito
de hormigas en pos del cemento inmutable.
A veces, también, los fragmentos de la medianoche, la nostalgia
de los murciélagos, las manecillas del reloj enterrado en su funda de cuarto
menguante de saliva.
Siempre es indiscutible el barniz que precede a la madera: el tendón ciego
de la risa cayendo en el abismo, tantos peldaños para ser después solo piedra.
(Vos que te rehusás a ser marea y morder los encajes del sexo, —tu frutero
en la yema de mis deseos, sujeta a las arenas movedizas del vaho.)
Toda la timidez de los versos de la muerte nos persiguen; el frío final muerde
la mortaja de estos cuerpos de perenne marcha.
Despertamos, sin duda, en el insólito moscardón de lo lamentable.
Barataria, 10.VIII.2014

viernes, 8 de agosto de 2014

AHOGADO VACÍO

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AHOGADO VACÍO




En el fondo de lo inminente, el cuerpo suspendido en el vacío.
La otra orilla de mí, impasible del pájaro desbordado en la neblina.
En las cortinas de la distancia vertical, el gris de la zozobra y la miopía.
(En el cine mudo siempre vi ciudades muertas, inmóvil la piedra de la soledad
y su tiempo derruido.) No veo el heroísmo y esplendor de las ventanas;
tampoco el destello hondo de las luciérnagas.
En muchas partes del planeta se disfraza el día de vida, pero sabemos
que la muerte se ha vuelto intocable, merodea con inmensa garganta,
multiplica sus viejos ataúdes,
nos persigue con su armadura en desuso.
Quizá ya no vivamos, pero siempre estaremos inagotables y fértiles,
como el granito, como ese rescoldo recóndito de las parábolas…
Barataria, 08.VIII.2014

jueves, 7 de agosto de 2014

ARMARIO

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ARMARIO




La canícula abre su armario de sed, ese juego espectral de calles desnudas.
Olvidé todas las sonrisas en este incendio arrodillado que nos consume.
Siempre fue mejor el albedrío del invierno a este sofoco abrasador.
Es como si de pronto, cada repisa del calendario, acogiera su propio dogma,
y lo vertiera en los cuatro costados de la abdicación.
Ya quemados, de seguro, el ojo acaba en la oscuridad de las repisas.
(En la ceniza del pecho, solo las enredaderas borrosas de la insistencia,
y las palabras ásperas de la sed, el altavoz de la conciencia y su aterrada
fisonomía: de repente, la poesía acaba siendo agua en la madera petrificada.)
Feroces azacuanes lamen la sobremesa de la luna…
Barataria, 07.VIII.2014

miércoles, 6 de agosto de 2014

QUEMADURAS

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QUEMADURAS




Arde la luna quemada en los ojos y el color traslúcido del arco iris.
Amarga la brasa diluida en la boca, el párpado petrificado de las siluetas.
Sobre todo lo que anochece, los jinetes deshojados del grafiti,
ciertas sombras calientes en lo subterráneo.
(Después de inmolarnos fervientemente en las aceras, la amalgama
de los minutos en cucharas de cataclismo. Aun en lo póstumo pervivimos.)
Desde la cal viva de la sed, carne y piel trituradas: arde el único fuego de estar
en medio de extraños espejos,
entre dolor y liturgia, brumas y tórridos sonidos.
—Debajo de los imposibles, alguien olvidará pronto su historia, pese a los ecos
que suscita la ceniza en las palabras prostituidas. La escoria es atroz.
Barataria, 05.VIII.2014

lunes, 4 de agosto de 2014

DESTRUCCIÓN

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DESTRUCCIÓN




Ahora solo nos queda destruir las palabras. Y ofrecer clavos de abismo
en las tumbas. Algún día dejaremos de ser cuerpos aturdidos y despojados
de todo sueño. (Nunca fue tan predecible la muerte y sus ardimientos.)
Nunca estuvimos tan cerca del Dios de las sombras, de la mano oficiosa
del dolor, del espejo oscuro de la violencia.
(Si ahora vinieras, podrías rescatar algunas luciérnagas del instante;
solo entonces, tendría potestad para desprenderme de estos monocordes
sinuosos del tiempo en la conciencia.) Odio el pudor entre las rendijas
del mañana. Odio, en realidad, todos los inventarios del horizonte…
Barataria, 03.VIII.2014

domingo, 3 de agosto de 2014

NAHUAL

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NAHUAL




En el inframundo, la sombra del espejo,  esa sombra del más allá en mi espalda. 
Siempre en el fuego venal hollado de las tormentas,
casi pútridas las sábanas degolladas en la raíz cósmica de la conciencia.
¿Sabrá mi propia mazmorra que estás aquí, irremediable como nudo ciego?
Ya no sé si me proteges ante el miedo crispado de dientes.
(Hay millones como yo que viven en una ciudad perdida y desafinan frente
al espejo, con las entrañas llagadas de esperanza.)
¿De qué absurdos suicidas me proteges? ¿De qué cruz con heces me apartas?
Sobre la tumba, hablan en silencio los labios: existes en mí rodeada de atroces
días, como para proteger mi propia ceguera,
como para acercarme a ciertas fosforescencias, propias del karma.
Andas conmigo, lo sé. Nadie segrega mortajas anticipadamente.
El pájaro en el umbral, entonces, cuida su propio sexo.
La sombra del infinito es absoluta. El arco iris es otro huésped en las sienes.
Barataria, 01.VIII.2014