viernes, 14 de marzo de 2014

LOCURA

Imagen cogida de ojodigital.com




LOCURA




Tot caçant mosques, una aranya gran,
paret avall, ens parla d'herba.
Joan Brossa




En los albores del cierzo la calle sinuosa del aliento y los ventrílocuos a deshora de una armónica desvencijada la colilla y el ala del humo el laberinto de la tinta como otra prisión donde están desahuciados  los pormenores del pretérito nada nuevo ha sucedido desde entonces desde el entonces del último fósforo encendido en el ijar de la flama siempre miro el dintel por si amanece un murciélago colgado de la madera a menudo me desespera el ave agorera que zumba desde la noche a la mañana sin descanso: pienso siempre en los que se marchan en los que nunca dicen adiós (pienso en los retortijones de la historia en los días ilustrados del crepúsculo en las cataratas que me provocan lamer las colillas con riguroso patriotismo) ¿desde cuándo la sed se tornó minusválida prenda suntuosa? crece el hacinamiento de mis papeles cortados con devoción de cirujano bajo la mirada muerta de los sueños —debo suponer que los míos y los ajenos— se ve algún cuervo azotado por la tormenta despeinada de los últimos caminos del bostezo  hay todo un espectáculo por cierto en la afasia contraria a los pensamientos antes del desagüe todo era estupor ante las aglomeraciones me confundo con ciertos sombreros y paraguas me ahogo en tu saliva me pierdo por si no lo sabes en la panadería del pubis en la canela de los encajes en los vegetales de la comida china y en cierta esquizofrenia que me provoca el silencio sobre el delirio que me dicta la realidad termino de leer “La invención del amor” y empiezo “El tango de la Vieja Guardia” ya Pérez Reverte concentra y ordena mis estragos: dicen que la igualdad dejó de ser fantasma y ahora se viste de colores pero el paisaje me sigue pareciendo amargo como una pócima de barbasco la quina de los oleajes y galopes  me río ¿debo reír siempre como un clown del cine mudo en el ojal del entrecejo?  —mira que me faltas  siento tus costillas nómadas en mi pecho la braga de la primera luna en la ventana hemos acumulado tantas ráfagas que de pronto ya somos ceniza murmullo en la piedra de la ignición cosas hemos visto y cosas seguiremos viendo en este otro lado donde se asoman los ojos de los tiempos venideros —vos conmigo ambos cansados de esperar en este lado de sombras líquidas cansados de no ser cansados de morir cansados de no encontrarnos las manos  cansados de ciertos equilibrios es curioso sencillamente todo lo que nos ocurre: ¿a quién le interesa después de todo nuestra situación personal? ¿quién ve la luna en el plato de comida? cruzamos el umbral con pretextos el cuello de botella de los emblemas mordemos en trocitos este tiempo en él sólo tienen voz los analistas de la política criolla no entendemos la profundidad de la franela ni las gafas negras que esconden las pupilas en el desenfreno los cuervos también parecen centellas ¿quién nos resguarda antes de llegar a la escalera de salida? vos pensando en el sexo decapitado de las sábanas en el vestíbulo donde la noche se resguarda ¿quién nos avienta hacia la sospecha con uñas de tempestad? ¿quién es quién en la hora nefasta de los burdeles en la complicidad del olor nauseabundo? vamos venimos un blues muerde los pájaros moribundos el fuego largo de los objetos del collage el camino siempre es el mismo de la medianoche el mismo camino de ciertas falsas ventanas negros azahares de la virtud cuando el mundo empieza a bailar en caballitos de mar pero vos estás ahí con contornos y retornos para sacarme de este círculo vicioso de los sentenciados y devolverme la fotografía de mis pupilas esa velocidad nupcial de las luciérnagas quizá las palabras nos den los pormenores de los juegos diversos del paisaje
Barataria, 2014

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