domingo, 24 de marzo de 2013

FOSA

Imagen  cogida de la página web: jlgimenez.es





FOSA





Me quedo aquí, a veces, con los zapatos hundidos en los periódicos.
(Silba el gusano triplicado de las palabras agudas, de las palabras sin sentido)
Llevo detrás las manos utópicas de la cruz transfigurada en estribo,
las paredes desafiantes de los símbolos, el muladar hirviente de la sangre
desordenada colgando de las pinzas de la vigilia.
(Brinca el aire descompuesto en medio del abismo. Respiran los muros
desde adentro: espectros, miedos, auras.)
—Un niño reza en los sombreros del viento. La tempestad muerde los ojos.
¿Habrá luz en este viaje inefable en el momento cuando crece la niebla?
¿Hay un horario para graduar la temperatura de esta nave inmóvil,
sin que el ritmo acabe siendo vulnerable, sin que deban purgarse otras
oscuridades, en la válvula incontenible del paladar?
—Ya he dejado constancia en la trama de tantos nombres, en el follaje
quebrado del solsticio: (conjura el estrépito desaliñado).
(Allí las sombras como un cataclismo de paraguas. Allí la ceniza juzgada
de la luz, —a cada cual la difícil tarea de su derrotero, el fuego madurado
a volverse ceniza, alucinante alacena.)
A veces, sacudimos el pecho como fruto de las estaciones menguantes
del calendario: hundidos en la oscuridad de la dureza, no queda sino esta
porfía de cruzar los brazos en el sopor de las ansiedades.
(Toda ilusión, al final, acaba siendo un infortunio. La brasa oscurece
lentamente en la melancolía; viajan los días como arcaicas oscuridades.)
—De pronto nos damos cuenta que la fosa es esa otra forma inolvidable
del espejo hecho tierra. El hollín de tantos destellos, ¿soñamos?...

Barataria, 24.III.2013  


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