viernes, 15 de marzo de 2013

ARREBATOS

Imagen cogida de la red





ARREBATOS




dad a mis manos la fuerza de modelar
dad a mi alma el temple de la espada...
AIMÉ CÉSAIRE




Dices cualquier cosa alrededor de las palabras: los estíos y los páramos que nunca llegarán a jardines  no deberías hablar de las grietas del cielo ni del moho acumulado en los lóbulos del tiempo  lleva cola el viento como  violines descuajados en cada palabra muerdes los crepúsculos dejas que el alba se llene de espina y la luz se apague a falta de árboles verdes las marejadas de polvo en las sienes y los extravíos desaforados del eructo (por desgracia la poesía no está hecha sólo de buenas intenciones ni de siderales circuncisiones ni de estremecimientos a la orilla de la arena del bajo mar de los sombreros combados de reptiles): sueñas hacia lo agreste de la sombra nocturna de los sueños aviesos —sueñas digo pero en realidad es la sardina derivada del adobe  que sueña ser inmortal colgada de un hilo de saliva del granito la poesía es más que una hoja de papel cuadriculado la penuria anudándose a las raíces o el ámbar de la tempestad del cuerpo en cucharaditas de naftalina llevas años en esa porfía de matorral de espuma apenas astilla en imagen de tragicomedia fosa de furias donde no hay aves sino aluviones de leña para chimeneas descarnadas la eternidad no descansa en el vómito ni en la fascinación de la rosa flácida del pantano cuando sólo hay esqueletos de cuervos existiendo al amparo del paisaje dadme algo de días lanzados al fuego días maduros de intensas palabras días amargos como el umbral de las espigas días quemados con olor inquebrantable no sólo extrañas imágenes de fiebre no sólo lágrimas tetelques con llamaradas de transitorio fuego dejé de creer en esas aguas turbias del espejo rutilante debajo de la sábana dejé de creer en ciertos espacios de piel dudosa no va conmigo el fantasma de las esponjas la desnudan que no encarna la palabra: dejé de creer en el barullo y el confeti en los labios ciegos del ansia en ciertas imposturas de razonamiento y en los epígrafes de las lágrimas que llevan cerraduras oxidadas por desgracia la palabra y el poema necesitan de dentífricos no simple claridad de hostia consagrada no una acuarela de postigos arrugados: el firmamento es mucho más que unos dedos que escriban en la estampida de la placenta de las dádivas a riesgo de dispersar el alcohol sin inhalarlo hoy precisamente debo reacomodar la fatiga de todos estos aires sin epifanía: frente a mí ya no está esa bestia insidiosa diría Ray Bradbury medusa de la noche ya no está sino como una araña cubierta de ceniza está lejos con sus tiliches sombríos quizás en el noctambulismo de sus propias pesadillas en su condición de artrópodo amarillo…

Barataria, 07.III.2013


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