miércoles, 13 de febrero de 2013

CONCAVIDAD DEL NICHO

Imagen cogida de la red





CONCAVIDAD DEL NICHO




(En medio de la sima, los vectores del celofán y el vinagre,  la respiración del matapalo de los anteojos, los condones a ritmo de la mucosidad de las paredes del calendario, y las muñecas de trapo enrarecidas en esta creciente ceguera de los años. Aún quedan sombras en estas profundas estribaciones del color negro repetido en los ecos de las diademas,  la encarnación fugaz de las corcholatas y esos demonios en el teatro de las parábolas. En el nicho, los ritos correlativos de las candelas de sebo, los excesos de cara a las cavidades de la lógica ensartada en el silbido del orgasmo. El tren del paisaje me deja sus mensajes a vuelo de pájaro sobre las trenzas del humo de los rieles.)

Al fondo la sábana de guijarros de los sueños y la somnolencia.
“Me alquilo para soñar”, diría García Márquez, convicto de la demencia:
—soy juez y parte de la espuma.
En las ranuras del granito, las aguas carcomidas de la polimetría, la poca
transparencia para validar los residuos de las palabras,
las semillas del mapamundi del orgasmo.
En el silabario de los nichos, el picapedrero como un profeta de nubes;
sobre la telaraña de los apuntes, las cicatrices endiabladas del calendario,
y las aldabas de la soledad en medio del chantaje.

Ya dentro de esa sombra del destino, debo discurrir como protagonista
del incendio. Mi cuerpo siente lo inmóvil de la sangre, el ciego perro
de la sombra, la brisa hipnótica de la barbarie, la antítesis del ojo…

Barataria, febrero de 2013


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