lunes, 7 de enero de 2013

DESPUÉS DE TODO, SEPARAMOS LAS AGUAS

Imagen tomada de tejiendo-redes.com





DESPUÉS DE TODO, SEPARAMOS LAS AGUAS




después de todo separamos las aguas de nuestros huesos: los anchos caminos que llevamos en los hombros: sombras y sinalefas de barcos hachas harapos y vacíos después de todo rodamos en la tierra y separamos el pan y las guas a nuestro paso aquí no hay paralelos sólo las costillas de nuestro cuerpo el corazón de la tormenta en su vasto territorio cuando ya hemos caminado y dejado el grito vemos la tierra y la concavidad de las aguas cortadas: a veces pareciera que levitamos junto a la niebla pero no: es el fango transformado por nuestras manos el poema terrestre que nos acecha con su designio de alambique en cada uno de nuestros párpados  las paredes de la niebla a voluntad del viento Babilonia en la piel y los ijares el éter terrestre de los candiles y ese nosotros sin cepillo en nuestros dientes aun con todo marcamos las horas exactas en la alegoría del silbido crecen confundidos los trapos de la medianoche y la sal que galopa como un jinete de profético delirio ¿a cuántas bocas les dimos la alegría y nos hicimos fuertes para no dimitir de esta desnudez conventual de bozal premonitorio?  en el mantel cupo de todo hasta los cerrojos oxidados  y las sombras tiránicas de los cipreses  (“bajo los párpados y sudor que les corre veloz por los costados se levanta la voz contra el fuerte con fuerza de campanada seca con golpe que hace trizas botellas de vinagre y es en el fondo el eco de la propia noción apagada y desnuda que abre un ojo de sal como un pájaro virgen ante la luna llena”) como una espátula de saliva el ala tatuada en las paredes oscuras del aliento: negros guijarros colgando de los párpados hacia el ojo redondo de carretas moribundas cuyas ruedas lineales suben al humo hasta arder en extensiones oscuras en el telar de las aguas se tullen las redes de nylon y aun los caites invisibles del sonido en el chiltepe redondo de nuestra memoria las mareas heráldicas del sudor  los colmillos de la nostalgia que hacen saltar los caballitos de mar: en medio a los lados los fantasmas de rodillas y la oscura transparencia de la intimidad y la gota de semen de las ventanas en el jardín del hambre cuando despertamos el granero lo vació el estruendo de nuestra propia mitología los mares de siempre en el tallo del ritual la degastada sábana irrecuperable del tiempo después de todo no sólo separamos las aguas sino que también abrimos la puerta del follaje al desamparo le respondemos con delirio y a la soledad le damos el poema memorable: sí recuerdo que descendimos a los infiernos y habitamos pronombres desdeñados y le aplaudimos al verdugo hoy nos levantamos para reinventar las fachadas: de aquel tiempo de hollín las veintiocho letras giran en las semillas del cuaderno como un arco iris de escaleras…

Barataria, 30.XII.2012



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