jueves, 3 de enero de 2013

CORRIENTE DE AGUA

Fotografía de Fran Barrero, 
tomada de ojodigital.com





CORRIENTE DE AGUA




desde la clandestinidad el júbilo ¿acaso es la misma rama genésica del agua del libre destino de la transparencia los tiempos circulares que nos recrean la sed o la tinta sobre la hoja de trébol de la sombra mientras discurre la corriente de la desnudez con su río de tiempo? ¿Es la vida o la muerte la que nos confiere la palabra o nos las quita para emular un poco la mendicidad del viento?  hasta cuándo ese lagrimal de los relojes será también el pozo del sollozo el día de sombras líquidas en medio de la salmuera en curso? ¿Es pútrida la sal oscura del semen que desclava la lengua?  ¿hacia dónde dirijo mi locura estos ahogos de andenes y calles indecibles esta perpetuidad de la fuga cuando sólo busco ya el reposo de la tinta y el amanecer esperado en el poema?  vivido entre aves azoras  no espero sino el despojo derramado: en la sed de la página el alba sin embargo y los olvidos que me libran de la pesadez del tiempo cuando camino hacia ciertos nombres los ojos beben el ataúd cansado de los cuervos (no sé en qué parte del mundo dejan de nacer huesos en qué balcones no hay moho ni ceniza en qué altares no hay fuerzas oscuras en qué atrios no acecha la saliva) de pronto pienso que todo es patético: las palabras como las campanas suenan así me doy cuenta que existen los colibríes del sexo y desde luego el espejismo al que nos somete el jadeo o el bostezo o el cuaderno milenario del cielo uno nunca sabe finalmente hacia dónde van las corrientes de agua si es el principio o el fin la creación de los deseos el aparejo del alba en medio de la breña cuando llueve me interno en el dialecto de las hojas mojadas en esa flor de la gota terrestre que encuentra su mundo en las sienes y en la estación del paraguas: en la calle las sombras de los barquitos de papel y el espejo que ha lavado la lluvia antes de volverse lenta embarcación de adioses cada día me someto al extravío de las esquinas: me da curiosidad la indiferencia hacia el frío la curiosidad por reír de nada la pérdida de memoria de los antídotos y las contradicciones a las que me somete la furia y el muladar del pensamiento por suerte ante la alucinación de la sed dejé de ir corriente abajo del riachuelo de  este mundo:  los cuchillos del insomnio me quitaron el miedo y tendí allí entre una sombra y otra una distancia prudente al diluvio después de todo cada cual lleva su propio abismo en los dientes: yo llevo el mío lo construí a cada golpe de andenes entre vivos y muertos petrificados entre sepulturas y el hampa entre el fuego y el vértigo sangrante de las lámparas entre el vacío de las puertas y el cuenco raído de la voz: desde entonces tengo mi propia habitación y esas corrientes de agua que humedecen mis sueños para ser otro sueño dejo de bostezar en la tormenta…

Barataria, 24.XII.2012



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