martes, 8 de enero de 2013

ANATOMÍA DEL SOBREVIVIENTE

Damián Loeb





ANATOMÍA DEL SOBREVIVIENTE




en aquel alarido de sombras las raíces destrozadas de los meses y el cactus en la boca la corteza frente a los espejos destrozados del oxígeno el desayuno a deshoras de la fidelidad de las colillas y las ramificaciones del vuelo colgando de las palabras siempre es interminable el firmamento en las sombras la flor del agua del insomnio y esa hermandad con la ciencia de la herrumbre: me desnudo aquí en la madera vertical de la nostalgia  en el cuartón del nomeolvides del eco de la persiana dubitativa que juega a desiguales vaivenes en la anatomía de las palabras la terquedad del poema la escritura que madruga al filo de los gallos las palabras inaugurales del rocío en el libreto más común del monólogo (el poema después de todo me puede ver conoce desde dentro la fotografía del silencio y algunos remordimientos que giran alrededor de la sangre en la esquina del puñal de la sal o en las barricadas de la epidermis) después de todo he sobrevivido a tanta noche a los ultraísmos del vinagre a la merienda viuda de las ojeras y a esas fragmentadas diademas del paisaje junto a mis propios ronquidos de campana sorda los alelíes mordiendo las estrofas del aliento casi como un génesis el día de cada día en la infancia del rocío (“dentro del anillo reluciente ruedan los episodios y los seres pululando dentro de sus órbitas y esperanza…y no hay quien oiga la voz que narra sino que todo se torna una cacería tras la imagen contada como en un cinema”) en fin los pájaros exprimen el balcón que aglomera mi respiro y allí el fuego como una sortija del buen samaritano enroscada en el río de la vendimia: la tinta desnuda los alaridos de mi cuaderno y abre el bozal del diccionario del profundo vaho de las tumbas en el baldío de mis poros cabe completo el mapamundi  del viento que acaba de nacer en algún sitio del disfraz del mundo en cada colofón del fervor quedan los residuos maduros del tiempo la juguetería de alguna décima o el espíritu prófugo de la lluvia ante las ciencia biológica del poema las manos tocando la garganta de los cánones las aguas amotinadas del circo de las vitrinas los paraguas que navegan hacia el sueño del cinturón de fuego de los trenes es duro el mundo cuando las máquinas tragamonedas desbaratan los bolsillos: una necesidad imperiosa es quemar el presente y el pasado de las distancias y quedarse a solas en las mismas calles de la ciudad del alma con los altos y bajos de los gérmenes junto a la cólera o el beso extenuado en medio de la existencia herida del fuego  después de todo vale la pena sobrevivir acaso como la conciencia de uno mismo: la memoria en la foja de las semillas…

Barataria, 02.I.2013 


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