jueves, 27 de diciembre de 2012

TAZA DE CAFÉ

Imagen tomada de Cotilleoblog





TAZA DE CAFÉ




bajo tu pecho bebo el café de las ansias que desprende la carpintería de tus dos linternas: el próximo cielo está entre la sombra del ladrido  del deletreo de los dedos en la esquina alargada de la lengua diría en la ecuación del tren de los sentidos entre la trementina que arde en los rieles del aposento hasta los dilemas del viento en el escalofrío sexual de los caballos juntándose los cuerpos en el grito del paisaje en cada leche los olvidos desmedidos en el oficio de morder de abajo hacia arriba las raíces de la fotografía atesorada  de Dafne en el disparo conyugal de los ,paraguas con razón el cántaro en la boca goza de buena salud la cerámica lícita del paisaje ante el azor del preludio  (alhelíes lirios  siemprevivas hágase la luz el reino de los crisantemos las orquídeas  la piel fluida en el magnetismo de mis vértigos también el aire sobre la mesa del calendario) así como en la paila caben los sentidos los signos de la desnudez me vuelven  sin palabras  así se instala la irrealidad de la página del oleaje los extremos del  café negro y el desafío del azúcar para sostener las puertas de la caligrafía a manos llenas la fundación del poema la capacidad del aliento en el vagón de la flama líquida del esperma consagrado en la ingles del paraguas parlante del ojo en el ámbito de la cuchara el latido desprendido de la sintaxis abajo la traducción del graffiti de la saliva posesa de locura de los pronombres domésticos del cuerpo entre un sorbo y otro la forma de ser del desorden de las aguas requebrada en el buen provecho de la ventura (en otro tiempo “Era beber sólo la sed en el vaso que contiene el mar de la orgullosa ebriedad que arrastran y la creen en pie triunfal…las babosas gimen y se restriegan unas contra otras; tú la palabra que cae de mi boca los alces que galopan enloquecidos hacia la pradera leída en el margen donde recobro la mujer robada aquella de que Dios nos castró ayer en el origen”)  ¿quién romperá ahora el paladar de la sierpe enroscada en el carruaje de los poros?  ¿quién dejará de beber los párrafos líquidos de la carne los paréntesis lubricados de las letras en el firmamento del ojo que refracta la lectura?  abajo del cielorraso la feria de los pájaros y ese rastro benéfico del café en el cuerpo aterido: lo demás es sólo la feliz construcción de las manos en el ir y venir de la metamorfosis del poema: la gota con su propia fonética que resbala hasta tocar el fondo del petate quizás la misma demencia de hoy o mañana las persianas transitorias de los pezones y la apostilla en cada aureola del bien decir innumerable de la embriaguez así fija en mis ojos la taza de café y su oficio: disfruto la saliva desprendida de cada encaje del azúcar

Barataria, 18.XII.2012




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