martes, 3 de julio de 2012

EL INFIERNO DE LA POESÍA

Imagen tomada de/imagenzone.net




EL INFIERNO DE LA POESÍA





A Pere Bessó

La poesía es realmente el infierno.
MARÍA ZAMBRANO




Parecido a este mundo de novela negra, la poesía se vuelve cada vez una necesidad para morir en esta realidad de contaminaciones. Más allá del aúllo de esta Sodoma, el tambor de los cementerios equivale al plato diario de comida, la ficción nos ha metido en una risa sarcástica: cada vez estamos más cerca de los patetismos que del lecho cálido de la luz. En vos, poesía, los seudónimos de la escritura, las falacias del teatro convertidas en pánico, el aliento de los pájaros chamuscados como el odio que se ha vuelto inmaculado. Como los golpes de las sombras, el infierno perturbador de la pornografía. Tengo deseos de romper el alfabeto, con el riesgo de quedarme sin palabras; de todas formas, éstas son poco útiles cuando las esquinas no son sujetas de juicios finales ni sumarios. Diógenes, aquí, en su resplandeciente miseria de lágrimas, fosforescente en la extrema virtud, sumergidos sus pies en sus aguas terrestres. En la sombra mortecina, el sol decapitado; en el diluvio, las puertas abatidas, la lluvia jadeante de lenguas petrificadas; en el filtro de los sueños, la cárcel con su rostro espiritual de colectivo, de río marginal y enfermo. Así, poesía, me metes en estos designios del amor al prójimo y la democracia, de la hipoteca del absurdo. Así, poesía, te vuelves cuerpo rabioso, sexo desabrido, desvelo orgásmico de la moral, personaje de burdel. Con todo, amo tu desnudez de bestia politizada en el mercado de pulgas, amo tu carnaval próximo al delito, amo los buenos modales de los gánsteres y sus bolsillos expansionistas.

Barataria, 30.VI.2012

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