miércoles, 20 de junio de 2012

EXPLORACIÓN DE ANDENES


—Aquí, simplemente el resuello sobre los andenes, el azar con sus ásperos
 brazos, las muecas del poeta al punto de la huida,
 ¿cuántos años hace que nos atisban los fantasmas?
Imagen de André Cruchaga




EXPLORACIÓN DE ANDENES




¿De qué sombra hablamos cuando desenrollamos los espectros? ¿Acaso caben los andenes en la garganta, los veleros, naves y sus tempestades, la lucha del hombre en las manos del aire? —Aquí, simplemente el resuello sobre los andenes, el azar con sus ásperos brazos, las muecas del poeta al punto de la huida, ¿cuántos años hace que nos atisban los fantasmas? Miles de calendarios inauditos sueltan racimos de faenas, siglos de iracundia sin vencedores ni vencidos, senos que buscan una boca en torno a la luz, al norte del infinito del espejo del alba. Feroces dioses nos amarraron al destino; navegamos, por cierto, en el remedo frágil de la yesca, buscando la salida, antes que lo infausto nos devore la poca eufonía que nos queda. Junto a nosotros, las aguas enajenadas de los andenes, sin abrigo, en busca de otros piélagos, quizá de otras jornadas donde no tengamos que andar descalzos, ni con harapos. Tratamos de cambiar la suerte en medio de la oscilación de las aguas, ¡cuánta arena simplemente en nuestros ojos llevándose la vista! En esta exploración, simplemente busco mi propia cama, ya no la hoguera que venció mis aguas, ya no la otra cara de la historia, sino ésta, la casa profunda de mis sueños, insepulta por cierto, aun en los despojos del desierto. Después de todo, ante el fluir, no tengo reproches: los pasos, pasos son aunque se cristalicen en la brasa, aunque se quemen las antorchas, algo queda para el devenir. Nada es personal cuando la sombra nos obliga a la transparencia. Feliz de encontrar el eco de las aguas y lo humano que tiene el aliento cuando retorna a casa después de la inclemencia.

Barataria, 20.VI.2012

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