viernes, 27 de abril de 2012

ESPEJO FAMILIAR


Desde la flor del jardín cuando el día crece pleno, el reflejo de las manos al paso
del latido la luz cede a la claridad el espejo de la certidumbre;
en los dominios del dintel revive el grafito del sueño, aquella nítida cobija del calor familiar,
la forma de la caligrafía en un solo diáfano reptar.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




ESPEJO FAMILIAR




A Ana Muela Sopeña,
Con gajo de alelíes mordiendo el cierzo.



En la primera espiga del recuerdo, aquí, el camino del campanario de las raíces, con la madera encendida a la hora de la tortilla, cuando el alba destila sus propias florescencias, el buen augurio de las palabras, el comal hacia el fuego de los trenes, sobre el riel abierto de la lluvia filial de las servilletas. Desde la flor del jardín cuando el día crece pleno, el reflejo de las manos al paso del latido la luz cede a la claridad el espejo de la certidumbre; en los dominios del dintel revive el grafito del sueño, aquella nítida cobija del calor familiar, la forma de la caligrafía en un solo diáfano reptar. En el traspatio infinito del agua, el latido vital de la realidad viene con sus guacales puros para endulzar el tiempo, a veces lejano en nuestros zapatos. En las espigas sembradas del recuerdo, nos parecen verdes todos los dones de las naves, la magia preeminente de la progenie cuando los peces alcanzan el santuario de las estrellas y el mar es toda una trascendencia vigorosa. A menudo es necesario caminar incesantemente para alcanzar nuestro propio destino; es necesaria la embriaguez de la arcilla en el papiro grabado en los senderos. En cada ventana pervive el recuerdo de mi madre: ahora sólo he querido recordar el fuego, el don primero del espejo del designio antes de que el alba se pierda en la garganta de la noche. Antes de que la fuga crezca en el paisaje y todo vuelva a ser danza sin recuerdos.

Barataria, 27.IV.2012

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Infinitas gracias por este poema maravilloso que me dedicas, André.

La luz de la belleza en cada palabra, en cada línea, en la emoción poética que se desborda de tu pluma. Arrobamiento, magia, sorpresa. La infancia y el amparo materno que nos protegen de las sombras.

Un destello que nos permite seguir caminando hacia nuestro destino fugitivo acompañado de la Poesía...

Con mi admiración
y afecto
Hoy y siempre
Ana

André Cruchaga dijo...

Gracias a ti, Ana, por ser lo que eres: una persona virtuosa en todo el sentido de la palabra. La poesía es eso que tú dices: magia y arrobamiento para transitar a través de este mundo. ¡Y claro, no faltan las nostalgias...!

Un gran abrazo en la amistad y la poesía.

André Cruchaga