lunes, 30 de agosto de 2010

ABRO UNA BRECHA EN EL JARDÍN

Siempre abro esa calle de fermentos, —Ardua espesura de la memoria,
En cuya mueca la brisa mueve su ropa,
Pone los trapos al sol y, hasta quizá, limpia el dintel de la goteras.
Ahora lo sé cuando la tarde me sirve para caminar
A través del pabilo de la ilusión.
Ilustración: Imágenes gratuitas








ABRO UNA BRECHA EN EL JARDÍN








Fuera de eso, el aire es áspero y azul
(y malo para el asma).
ANTONIO CISNEROS







Siempre abro esa calle de fermentos, —Ardua espesura de la memoria,
En cuya mueca la brisa mueve su ropa,
Pone los trapos al sol y, hasta quizá, limpia el dintel de la goteras.
Ahora lo sé cuando la tarde me sirve para caminar
A través del pabilo de la ilusión.
Ahora lo sé cuando la memoria se reconcilia con el presente:
Tantos años como espuma u hoguera,
Vértigos, soledades, el fluir de la conciencia.
El jardín rebelde del horizonte siempre se abre a los pies.
Siempre las aguas llevan al sitio de los recuerdos.
Colgada de los ciegos, la risa brota paraguas de terciopelo.
Al caminar por los jardines, se desvanece la ceniza de los dedos.
La lluvia se vuelve música lenta de relojes; los trenes,
Un surco sobre los pétalos,
Una linterna para viajar sin sábanas entre la canela tosca
De los eucaliptos.
En mis días me llevo el sol a los andenes, a la cocina de las campanas,
A la hoguera del pinar donde la trementina,
Bebe de ese alambique de las mariposas.
De pronto, ciertamente, uno se arropa con ciertas melancolías:
La memoria nunca deja de ser un pozo de escopetas,
Una bandera eléctrica clavada en el horizonte.
Las escaleras del polen, siempre son voz insepulta, fondos
Que las manos han dejado en la tierra.
Me vuelvo a mirar el ala del aliento: —un minuto de asombro
Es suficiente es suficiente para calcular el diámetro de los meteoros.
Amo esta tierra “como un corazón vegetal”.
Amo cada día terrestre, sin turbantes: el harapo, la paja, las hormigas.
La danza ahogada de Ulyses, el nido de Cristo con caballos
Blancos, el arroyo con caracoles inconfesables,
Las botas de soldado para mis faenas,
La ventana donde veo el eco de los siete días de la semana,
El náufrago que siempre fui ordeñando vacas flacas.
Al fin, así es la vida con todos los trenes del invierno.
La azúcar depilada de las palabras, las imágenes de las catedrales
Omnipresentes, los brazos rojos de las sortijas,
La ardilla de los dientes mojada de tiempo.
Abro una fecha a ese jardín de los colchones. Al color del suspiro.
A los ventiladores de las hojas,
Al ojo entretenido con el hambre, al tintero sangrando
De la respiración. Abro las siete mareas de la brea
Luego el acordeón del jardín, se ha vuelto pecera donde las manos
Hurgan las constelaciones del arco iris.
Barataria, 30.VIII.2010

domingo, 29 de agosto de 2010

ANSIAS DE LA FUGA

El ladrido de la espuma crece en las campanas.
Este mundo, abierto a los alquimistas,
Tiende algas saladas sobre los párpados;
Hunde en desvelos, desviste el oleaje
Hasta dejar en par en par el nido del estanque.
Ilustración Imágenes gratuitas





ANSIAS DE LA FUGA



El ladrido de la espuma crece en las campanas.
Este mundo, abierto a los alquimistas,
Tiende algas saladas sobre los párpados;
Hunde en desvelos, desviste el oleaje
Hasta dejar en par en par el nido del estanque.
Allí el tiempo hace gestos grises, mientras
La cuaresma, en silencio, bebe salmos morados.
A su paso, los pájaros visten espléndidas mortajas
Y trenzan el reloj con sus plumas.
Antiguos ritos sobrevuelan la memoria con escapularios;
Las leyendas se diluyen en los mingitorios,
La madera del mar sueña en ser navío.
Y yo golpe: viento al otro lado de mí agolpándose en el viento.
Así, la historia teje mejor los sueños, supongo;
Y abre las manos almidonadas con la trementina.
Así, la aventura del sueño en los párpados se torna vivaz,
Y adentro, en la ruta u horizonte del alma,
Los labios van abriendo bocas en la sangre
Como una tenaz disputa de la lluvia con la tierra.
Barataria, 2005

De. Salvo la memoria, nada existe


sábado, 28 de agosto de 2010

MOLINOS DE VIENTO

He andado buscando los molinos de viento en mi propio espejo,
Los del diluvio o los que ven los ojos o los que están
En la conciencia menguante del tejado.
Las aspas del destino sacuden aleros y zapatos:
He transitado por aguas y almácigos, entre rostros y alientos
Supurantes como el primer amor en los fragmentos de la noche.
Ilustración tomada de la red








MOLINOS DE VIENTO






Para María Alexandra Loyola Moya,
Artífice también de mi poesía.






No ha dictado mis versos la memoria,
sino el olvido.
JOSÉ MÁS






He andado buscando los molinos de viento en mi propio espejo,
Los del diluvio o los que ven los ojos o los que están
En la conciencia menguante del tejado.
Las aspas del destino sacuden aleros y zapatos:
He transitado por aguas y almácigos, entre rostros y alientos
Supurantes como el primer amor en los fragmentos de la noche.
Vivo en el portal del viento de los atardeceres.
Me conmueve cada hipo de hambre de las funerarias.
Los mismos pájaros sigilosos de la noche, el paraguas perezoso
De los grises, el grito del viento en un cuaderno de alambradas.
Un día, lo sé, ya no serán luto los domingos,
Sino memoria para los postreros días.
—Sí. Esa memoria que nos vuelve al capullo o a la cárcava.
A la región más extensa del agua:
Ahí donde el ojo corre sin engrudos.
Vamos y venimos silbando en el túnel de la Esperanza.
La memoria duele cuando empieza a deletrear los trenes,
Cuando el silencio copia la monotonía de las vasijas.
Habrá un solo día que deshaga todo lo andado: pensamientos,
Culpas, ojos, manos ventanas y bolsillos.
Uno vuelve a cada rato a lo que ha existido siempre, aunque
En la emoción sólo haya sombras sigilosas.
En cada escritura quedan trozos de lo humano: el tiempo
Que siempre está aquí en el labio de la raíz, en el punzón invisible
De los pájaros cuando bordan el paisaje.
En lo oscuro de la noche, me cuelgo del gris de los trenes,
De ese luto que acompaña a los paraguas negros,
De esa piel sedienta de los recuerdos.
Recordamos el pañuelo y el misal de la utopía prohibida:
Los años lentos del silencio que no tienen caducidad,
El cansancio del pecho como aguas retenidas.
A veces quisiera que todo el paisaje se quedara sólo en mis zapatos.
Que esta memoria no fuera un diluvio a quemarropa.
Que la oscuridad sólo fuera el tránsito hacia la luz,
Como aquel retrato de todos los días colgado de la puerta.
La memoria gira como un fuego irreal en la almohada.
Nos embriagamos con ella olvidando la edad de los pergaminos.
Cuando regreso el frío se apodera de las sábanas.
El juego de las libélulas como una campana vítrea: entonces
La memoria sale a recorrer todo el jabón de la razón,
La escama que resguarda el mimbre,
El milagro orgásmico que el vuelo transparenta y se torna visible
En la vida de las ventanas.
La memoria, a menudo, sólo es ese trance del aliento donde
Campea la inclemencia de los recuerdos…
Barataria, 28.VIII.2010

viernes, 27 de agosto de 2010

ESPEJO DE LA ESPERA: LLUEVE

Quizá nunca ya: lluevan pañuelos en la sábana, ceniza, noche,
Lluvia ciega. El reloj de toda mi vida en suspenso.
La memoria de lo vivido. El cuerpo negro del aliento y el ansia.
Ya la hojarasca como otro relieve inunda la caligrafía.
Tirita a oscuras la piedra indescifrada, el mimbre del delirio
Y su propia acechanza.
Fotografía tomada de Friki.net








ESPEJO DE LA ESPERA: LLUEVE








Veo el claustro
ya en silencio a esta hora de la tarde,
mágico en la distancia y la memoria…
PERE GINFERRER







Quizá nunca ya: lluevan pañuelos en la sábana, ceniza, noche,
Lluvia ciega. El reloj de toda mi vida en suspenso.
La memoria de lo vivido. El cuerpo negro del aliento y el ansia.
Ya la hojarasca como otro relieve inunda la caligrafía.
Tirita a oscuras la piedra indescifrada, el mimbre del delirio
Y su propia acechanza.
Los días. Ya no sé qué son los días después de escarbar en el silencio,
Y en ese estado de conciencia de la complicidad.
Llueve en la casa del musgo: telarañas como cortinas en el esplendor
De la noche. Banderas a media asta del exorcismo.
Al filo de la luz, la sal sazonada de la noche. El rostro del vértigo.
La espera es cada vez la mutua despedida de lo que fue
Sosiego entrelazado,
Gozo, vida repartida en la mesa, árbol de sed y confiada fiebre.
En el horizonte el juego de las velas, la sombra fugitiva de la memoria.
¿Cuántos años pasan irreparables en nuestras carnes?
El minuto empantana las sienes del reloj diurno. Los ojos muerden
El cielo falso de la yerba, la fotografía de pies a cabeza del cielo,
El charco del grito sobre la piedra.
Espejo de la espera: llueve en la silla cotidiana de lo humano.
Anochece en los cuatro puntos cardinales de Universo. Anochece
Con las manos vacías dentro de la bolsa del horizonte.
A lo lejos, la flauta del viento pasa sobre el gris del cielo. A lo lejos.
Anochece en el buey de la espera.
En el paisaje de la noche, los manteles sin mesa y sin comensales.
No hay lógica en esta hora de recuentos. Y es que nunca tienen
Lógica el ciprés y la inconsciencia. Nunca aquí, al ras del suelo.
Un día la claridad nos oirá. Un día la blancura será página sin ahogos.
Un día la memoria será lámpara. Un día la modorra campanas.
Era mi nombre con alas, el destino de la fosforescencia.
Era ciega la escotilla de lo avenido.
La puerta al hilo de la osadía. Almohada y cabeza, ojo y párpado,
Sangre y vena, calendario y días derramados en su propia orgía.
Ante tal sueño, nunca hicieron falta los milagros. Ni el perfume,
Porque el cierzo lo era en el pantano. En la mente el libro de la luz.
Anochece sin escapar de la esquirla.
Después de tanta espera debo soterrarme en las mortajas. En la fiera
Espuma de los golpes, contra mi propio puño ciego.
Contra esta duda vertida en los cayos del sollozo. En la luz quemada
De la breña, en la ola de arena sobre la carne. En el labio del eco,
Sordo de la espina. Debo, asimismo, descreer lo ardido, comerme
Con paciencia este frío insepulto, —volver a la luz. Arrimarme al fogón
De otras palabras. Volver a la luz y a la paz. Dormir.
Barataria, 27.VIII.2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

POLVILLO DEL PERFUME EN LA CONCIENCIA

Las ansiedades a menudo se vuelven un acueducto del polvo.
Cuesta sacudirse la conciencia de los males de este tiempo,
Sobre todo cuando en el espacio se pierde el horizonte
Y sólo priva el resplandor del estrépito.
Fotografía tomada de Friki.net








POLVILLO DEL PERFUME EN LA CONCIENCIA








How can it be your countenance
Is stripped of all his dash and dare
And what of your bold confidence
Could it have drowned in your despair…
ELTON JOHN [AFTER ALL THIS TIME]







Las ansiedades a menudo se vuelven un acueducto del polvo.
Cuesta sacudirse la conciencia de los males de este tiempo,
Sobre todo cuando en el espacio se pierde el horizonte
Y sólo priva el resplandor del estrépito.
Juraría que los discursos siempre giran en dos vías: la vereda
Y la calle asfaltada; la indigencia celestial y la sombra del perfume
Que el aire cuela en su respiración de propiedad extrema.
Más que azul, la nube de los ojos y el color del pabellón nacional.
Está hecho: no vivimos en un estado paradisíaco
Y no creo que despeguen las alas del granito.
No creo en los colores del insomnio y del miedo.
Mi primer viaje lo hice a lomo de mula y así atravesé todos los inviernos.
Después anduve sobre la carreta de la brisa,
Después sobre los golpes de tantas preguntas. Mi sigilo fue albarda.
Estuve a punto de ahogarme en la sombra de los periódicos.
Mi nombre lo cambié para desenfrenar las distancias,
Para buscar la redondez del viento en los neumáticos domésticos
De las calles. Llevo años pretendiendo abrir los ojos a lo invisible:
—Aquí, hay demasiado tedio y sospechas, ausencias,
Compraventa de espejos. Aquí las miradas tienen vocación de alfileres.
Un día supe de la doble moral sobre el mantel,
Desde entonces mantengo cerradas las puertas de mi casa:
No soy amigo de los que comen santos y, al menos descuido
Se desfondan en el retrete.
Camino solo, ahora mismo, sobre los vilanos. Sobre el fuego generoso
De las palabras, sobre el césped de la noche que cubre mis zapatos.
Jamás he creído que las consignas salven al mundo.
Cuido mi dolor pero no lo ofrezco como mercancía.
A diario me asiste el arco iris del mercado: los zapotes, las cebollas,
Y ese olor estremecedor de los repollos en su último halo.
El parque me convoca para ver la alegría sesteante de los pájaros.
Aquí me sacudo el polvillo de los deseos.
Soy de este pueblo cansado de gemir, de esta tierra marginal
De los colores, soy hijo del amor triste y traslúcido.
Ahora conmigo el polen y los crucifijos; la duda en las manos, la hora
Cero en la agonía del crepúsculo.
Saltan las palabras agudas sobre las rendijas deshechas
De las lenguas polvorientas, de los armarios del film negro,
De la prolongada malicia de la espuma en el pincel del sueño.
Aquella conciencia ardida, desgarrada, sólo ilustró el paisaje nuestro;
Lo demás es la Patria sepultada en lo profundo de la conciencia.
—Vos que fuiste la bandera húmeda de los paralelos. Vos el beso
Filial del heroísmo. Vos el ardido espectro de la danza.
Ahora, apenas murmullo sin colores, sin cuerpo, sin combate.
Barataria, 25.VIII.2010

lunes, 23 de agosto de 2010

EL JARDÍN DE MI POBREZA

Abro la alcancía de mis carencias como abrir un cofre de infortunios.
Resplandece la puerta abierta del invierno.
Leo sobre la piedra mi propia caligrafía enloquecida.
Los acasos sin rasurarse en el cadáver furioso de los cuervos.
Fotografía de Vadim Stein







EL JARDÍN DE MI POBREZA








I come back...come back
You see my return
My returning face is smiling
Smile of a waiting man...
CRIMSON KING








Abro la alcancía de mis carencias como abrir un cofre de infortunios.
Resplandece la puerta abierta del invierno.
Leo sobre la piedra mi propia caligrafía enloquecida.
Los acasos sin rasurarse en el cadáver furioso de los cuervos.
El lenguaje del miedo aún viene a visitarme en la noche:
Vierte madera y cortinas en el maleficio,
Quiebra los espejos cerrados del horizonte,
Derrumba el espejo imaginario del oxígeno.
Afortunadamente, ahora, no estoy en una catacumba, ni me golpea
El granizo del papaturro o el tigüilote. No, no me golpean.
Pero me invaden los cuentos de terror que escuché en la calle.
De pronto salta el polvo de la penuria y con él, en desorden:
Peter Pan, platero y yo, El gato de Cheshire, La merienda de los locos,
Los tres pelos de oro del diablo,
El lobo y las siete cabritas,
El sol rojo en el ojo de una mariposa azul,
La luna negra de los colores en muletas, las pupilas gastadas
En la sombra de la sed.
Aquí el ladrido seco de los perros y la asfixia del búho en mis ojos.
El diente negro de las piedras hasta mis rodillas, los días póstumos
Del cuervo colgando del sofoco de los martillos.
Los sellos postales rotos como la lengua de mis zapatos.
[En el primer espejo del día, me hiciste tantas promesas: llevar
La locura a la piedad; darle respiración a las carnicerías;
Enhebrar la aguja del desfiladero sin desmoronarse;
Tapar todos los agujeros del absurdo hasta llenar el estómago.]
He visto el caballito de madera trotando alrededor del mundo
Y las agujas del reloj caer sobre el pétalo de la intemperie,
Y hacerse visible el agua turbia del estiércol.
En el umbral, este manicomio de equivocaciones: la hostia purulenta
Del pecado, mis torpes ojos escupidos en el albañal,
El ciervo que soy en las rodillas de la noche.
Reclamo a los días este diablo de la violencia. Este aparcamiento
De cadáveres en los parques donde todavía juegan los niños.
—De pronto quizá exagero cuando me encuentro deshabitado:
Pero el miedo mete de manera incesante sus clavos en la conciencia.
Lo cierto es que la tempestad se toma la sopa de los días felices.
Lo cierto es que hemos perdido los buenos modales del cierzo;
Hemos desplazado la somnolencia a los cántaros
Y exhumado de manera inclemente el instinto.
Hay días como el tizne. El hollín de la sombra no es doméstico.
Hay días sin ningún ornamento. La sospecha nos carcome.
Hay días con las sillas trituradas. Las escoban barren el aliento.
Hay días húmedos. El tiempo moja las ventanas.
Hay días sin cartas, ni telegramas, ni trenes…
Barataria, 23.VIII.2010

domingo, 22 de agosto de 2010

MEMORÀNDUM DEL CAOS/MEMORÁNDUM DEL CAOS

Perdut l’ull en l’il·legible dels genolls, ben poc importa
Desfer-se en el naufragi. Ben poc, dic, la gola que destila
Absències i tantes desafeccions. Per a què comptar-les ja, sense la llum
Necessària! Tòrrida ventúria de placentes cegues.
Necessite oblidar-me dels signes vitals del sanglot.
Fotografía de Sylvaine Vaucher








MEMORÀNDUM DEL CAOS







No line on the horizon, no line…
No line on the horizon, no line…
U2 [NO LINE ON THE HORIZON]







Perdut l’ull en l’il·legible dels genolls, ben poc importa
Desfer-se en el naufragi. Ben poc, dic, la gola que destila
Absències i tantes desafeccions. Per a què comptar-les ja, sense la llum
Necessària! Tòrrida ventúria de placentes cegues.
Necessite oblidar-me dels signes vitals del sanglot.
De la llengua, de les mans, de la respiració, d’aquest cansament
Esgotat que s’estén amb terror fins i tot a la llet dels nous lactants.
Vull deixar penjat a la paret, el paper groc d’aquestes aigües,
El gris pudent de les torxes desfetes,
Enganxar a la balda els orificis de les sabates, el carrall del rellotge
Els còdols com metall a l’esquena.
Vull esvair-me en aqueix cànter trencat dels somnis. Alliberar-me
Del malson i l’insomni, del rerepati mut de les setmanes,
De les dents amargues de la quina,
De la liana aspra de les culleres pujada al coll.
Al capdavall, ja he oblidat tot allò guanyat: la lluerna podrida
Al rierol, els dies secs i vacil·lants,
La dent esberlada en la costura dels carrers.
Dec alliberar-me de la vocació nua de la taula.
De qualsevol promesa que em sone a embut. A ombra sinistra.
A ombra indecisa, a aqueixa pèrdua que amortalla l’horitzó.
En aquest temps hi ha més ombres acumulades que somriures:
—Dies de veredictes finals. Dolences en l’entranya profunda
Del coixí. Escales falaces. Llampecs de vertigen. Diademes
De sinistres cabells. Sobtoses màquines menjadiners.
Antres amb la fador irresistible del destí. Xarxes desfetes com
La fusta dels fèretres. Foscos amagatalls dels ulls.
Sé que en les meues mans es dessagna el poema. L’alé aspre
Del florit, l’escat de les aigües negres subjecte al pols.
Hui l’ansietat és major en la fulla negada d’alfabet:
—Pedra de l’insomni com l’asma intermitent dels ganivets.
Com els aqueductes cegats per l’òxid, sang horrenda revelada
En el ramat del fum, en l’ombra hui, d’ahir.
Mossegue l’ham del meu sarcasme mateix.
Mossegue el desballestament de les portes, la brida del desvetlament fosc del pit.
No hi ha més campanes que el jo de la ceba adobada.
Que el rapte als paraigües negres de l’ànima.
No hi ha més colors que aquest arcaïsme pres al fustam.
No hi ha més taula que el forcat desenfundat del neguit
I aqueix vinagre amb escuma als capells de l’imant.
Faig camí a la pita de les exèquies. A la veu xopada de suor
De les bartolines: mocador de rius on es tinta l’ull: deliri, potser,
On aleteja muda la cendra…
Barataria, 22.VIII.2010







MEMORÁNDUM DEL CAOS








No line on the horizon, no line…
No line on the horizon, no line…
U2 [NO LINE ON THE HORIZON]









Perdido el ojo en lo ilegible de las rodillas, muy poco importa
Deshacerse en el naufragio. Muy poco, digo, la garganta que destila
Ausencias y tantos desapegos. ¡Para qué contarlos ya, sin la luz
Necesaria! Tórrido ventarrón de placentas ciegas.
Necesito olvidarme de los signos vitales del sollozo.
De la lengua, de las manos, de la respiración, de este cansancio
Agotado que se extiende con terror hasta la leche de los nuevos lactantes.
Quiero dejar prendido en la pared, el papel amarillo de estas aguas,
El gris maloliente de las antorchas deshechas,
Prender en la aldaba los orificios de los zapatos, el sarro del reloj
Los guijarros como metal en la espalda.
Quiero desvanecerme en ese cántaro roto de los sueños. Liberarme
De la pesadilla y el insomnio, del traspatio mudo de las semanas,
De los dientes amargos de la quina,
Del bejuco áspero de las cucharas subido al cuello.
Después de todo, ya he olvidado todo lo ganado: la luciérnaga podrida
En el arrollo, los días secos y vacilantes,
El diente quebrado en la costura de las calles.
Debo liberarme de la vocación desnuda de la mesa.
De cualquier promesa que me suene a embudo. A sombra siniestra.
A sombra indecisa, a ese extravío que amortaja el horizonte.
A este tiempo hay más sombras acumuladas que sonrisas:
—Días de veredictos finales. Dolencias en la entraña profunda
De la almohada. Escaleras falaces. Relámpagos de vértigo. Diademas
De siniestros cabellos. Súbitas máquinas tragaperras.
Antros con el hedor irresistible del destino. Redes deshechas como
La madera de los féretros. Oscuros escondrijos de los ojos.
Sé que en mis manos se desangra el poema. El aliento áspero
Del moho, la lija de las aguas negras prendida en el pulso.
Hoy la ansiedad es mayor en la hoja anegada de alfabeto:
—Piedra del insomnio como el asma intermitente de los cuchillos.
Como los acueductos cegados por el óxido, sangre horrenda revelada
En el rebaño del humo, en la sombra hoy, de ayer.
Muerdo el anzuelo de mi propio sarcasmo.
Muerdo el desquicio de las puertas, la brida del desvelo, hosco del pecho.
No hay más campanas que el yo de la cebolla curtida.
Que el rapto a los paraguas negros del alma.
No hay más colores que este arcaísmo prendido en el madero.
No hay más mesa que el arado desenfundado del ansia
Y ese vinagre con espuma en los sombreros del imán.
Voy camino al henequén de las exequias. A la voz empapada de sudor
De las bartolinas: pañuelo de ríos donde se tiñe el ojo: delirio, acaso,
Donde aletea muda la ceniza…
Barataria, 22.VIII.2010

sábado, 21 de agosto de 2010

SIBARITA DE L’HIVERN/SIBARITA DEL INVIERNO

Fotografías en blanco y negro gratis








SIBARITA DE L’HIVERN







La pluja és com l’idioma que la vegetació empra per a il·luminar-se. És dir, per a renovar el seu bombollant verd. Per això jo em considere un sibarita de l’hivern de manera semblant com les paraules fan el seu prodigi. I beuen i sobreviuen i canten. Gire al voltant d’aquest miracle, dit també aigua: la terra és un badall on l’aurora ha posat infinites llàgrimes perquè cresca la bonança de les espigues. A dalt dels tossals ascendeix cada matí i es vessa, la seua sang enfebrida. Així és, doncs, l’espectacle: àvid orgasme del cosmos. Plenitud de l’Univers.








SIBARITA DEL INVIERNO








La lluvia es como el idioma que la vegetación usa para alumbrarse. Es decir, para renovar su burbujeante verde. Por eso yo me considero un sibarita del invierno igual que las palabras hacen su prodigio. Y beben y sobreviven y cantan. Giro alrededor de este milagro, llamado también agua: la tierra es un badajo donde la aurora ha puesto infinitas lágrimas para que crezca la bonanza de las espigas. Sobre los cerros asciende cada mañana y se desborda, su sangre enfebrecida. Así es, pues, el espectáculo: ávido orgasmo del cosmos. Plenitud del Universo.

viernes, 20 de agosto de 2010

ELS ARBRES/LOS ÁRBOLES

Bosque de coníferas de Chalatenango









ELS ARBRES






Hi ha ben pocs indrets on creixen amb ímpetu i sense embaràs: les coníferes. Chalatenango, enmig del seu estampat sòl de pedres posseix aqueixa exquisida vegetació de les zones fredes, pròpies de l’altura. En les vesprades, assalta la cortineta de la boirina, com si, mà amb mà, els pins es tancaren. Un matí em trobí amb el xiuxiueig dels seus llavis, mullada l’alba. La llum era impenetrable; i sol, davant d’aqueix robatge cenyit a les meues nines, arribava una embarcació de trementina des de la pregona certesa del verd.







LOS ÁRBOLES







Existen muy poco lugares donde crecen con ímpetu y sin embarazo: las coníferas. Chalatenango, entre su estampado suelo de piedras posee esa exquisita vegetación de las zonas frías, propias de la altura. En las tardes, asalta el visillo de la neblina, como si, mano con mano, los pinos se cerraran. Una mañana me encontré con el rumor de sus labios, mojada el alba. La luz era impenetrable; y solo, ante ese ropaje ceñido a mis pupilas, llegaba una embarcación de trementina desde la profunda certeza del verde.
De: La luz siempre fue tormenta, inédito. Traducción Pere Bessó

miércoles, 18 de agosto de 2010

FINESTRA TRANSVERSAL DE L’ESBUFEC

Sostinc d’una banda a l’altra la campana del meu mateix esbufec.
L’albelló sever de la nit. L’ample cant dels embalums.
Al pas de les aigües, l’aixeta de les fulles, oblida els ports.
Aquell cristall tornà el suny a la caverna, —el balcó que l’ull
Veu ansiós entre els jocs gastats de l’atzar.
Fotografía de Piet Flour









FINESTRA TRANSVERSAL DE L’ESBUFEC








We were just in time, let me take a little more off your mind, there’s
something in my head, somewhere in the back saying we were just a good
thing, we were such a good thing, make it go away without a word, but
promise me you'll stay and fix these things I've heard.
THE KILLERS, [Midnite show]







Sostinc d’una banda a l’altra la campana del meu mateix esbufec.
L’albelló sever de la nit. L’ample cant dels embalums.
Al pas de les aigües, l’aixeta de les fulles, oblida els ports.
Aquell cristall tornà el suny a la caverna, —el balcó que l’ull
Veu ansiós entre els jocs gastats de l’atzar.
Així és el solc de l’alé cavat en la cendra, fil que amarra
La pell fugaç dels espills,
L’estrany ull de la vigília en l’escuma.
La bèstia del fred cava fondo en cada porus com violó al·lucinat.
L’hivern d’aquest temps tremola als espills.
Assota qualsevol clam d’angúnia. Mossega l’alé que bufa
Des de la vigília primerenca del meandre de la sal.
Hi ha dies on la lucidesa es perd i resta a mercé de ningú.
D’una punta a una altra dels meridians, l’oïda recorre el rovell.
Vivim dies, —tu i jo—, d’intensa i adolorida supervivència:
Sortosament el pedaç sargit cobreix la taca
Dibuixada de la foguera,
La butllota agredolça de les caricatures,
El llençol de l’Izalco en els refilets de la meua gola.
Un dia més, un dia menys, em fartí de ser infant als braços
Dels clarions, el got que embassa de la tempesta.
Hi ha diferents maneres de sobreviure al foc de la soledat:
Arrasar amb l’altra galta sense córrer massa,
Llepar un altre campanari cremant en el pedrís de l’aigua,
Continuar en les feixugues llesques de la suor.
D’infant tot em semblava blau, i fins i tot jugava amb pelletes
De platan, amb pacunes i finestres a les butxaques.
D’infant recollia andròmines i jugava amb tota la requincalla.
Tot era un tren encantat. Les pedres, el candor de les caixes
Buides, les ganes de volar sense necessitat dels diftongs.
D’infant se m’acostava el guacal de la tendresa.
La mà restava, en l’alfabet de l’agua, al devantal ensucrat
De mamà, en la mossegada avalotada a l’alfabet.
Jugava a l’aire encara que mai no pogués agafar les seues arrels.
Hui, darrere de les finestres, em toca arrapar la sal de la memòria,
Veure, des d’ací, els vaixells que se n’allunyen,
L’albarda de la platja en tràngol,
La gent que mai no trobà els significats sèpia de les fotografies,
Ni el mercat sostingut per les bigues de la seua mateixa casa.
Canvia el temps i canvien les persones. No es requereix ser cíclop
Per a saber-ho, ni tindre una vareta màgica.
Hem canviat de tant desgastar les sabates. De perdre’ns
En la boirina de la memòria, i ser trepitjats per les llambordes.
Em pregunte, al capdavall, si els diccionaris em donaran la certesa
De tanta excusa, les portes de procedència dubtosa,
El trosset d’esperança que em resta com una candela de grum
Gastada en cada argumentació sense gengibres polits …
Barataria, 18.VIII.2010








VENTANA TRANSVERSAL DEL RESUELLO








We were just in time,let me take a little more off your mind,theres
something in my head,somewhere in the back saying we were just a good
thing, we were such a good thing,make it go away without a word,but
promise me you'll stay and fix these things i've heard.
THE KILLERS, [Midnite show]








Sostengo de un lado a otro la campana de mi propio resuello.
El albañal severo de la noche. El ancho canto de los bultos.
Al paso de las aguas, el grifo de las hojas, olvida los puertos.
Aquel cristal volvió su ceño a la caverna, —el balcón que el ojo
Ve ansioso entre los gastados juegos del azar.
Así es el surco del aliento cavado en la ceniza, hilo que amarra
La piel fugaz de los espejos,
El extraño ojo de la vigilia en la espuma.
La bestia del frío cava hondo en cada poro como alucinado violón.
El invierno de este tiempo tiembla en los espejos.
Azota cualquier clamor de angustia. Muerde el aliento que sopla
Desde la vigilia temprana del recodo de la sal.
Hay días donde la lucidez se pierde y queda a merced de nadie.
De un extremo a otro de los meridianos, el oído recorre la herrumbre.
Vivimos días, —vos y yo—, de intensa y dolorida sobrevivencia:
Por suerte el remiendo zurcido, cubre la mancha
Dibujada de la hoguera,
La ampolla agridulce de las caricaturas,
La sábana del Izalco en los gorgoritos de mi garganta.
Un día más, un día menos, me harté de ser niño en los brazos
De las crayolas, el vaso que rebalsa de la tormenta.
Hay diferentes maneras de sobrevivir al fuego de la soledad:
Arrasar con la otra mejilla sin correr demasiado,
Lamer otro campanario ardiendo en el poyetón del agua,
Seguir en las torpes rebanadas del sudor.
Cuando niño todo me parecía azul. Y hasta jugaba con cascaritas
De plátano, con pacunes y ventanas en los bolsillos.
Cuando niño recogía cachivaches y jugaba con todos los tiliches.
Todo era un tren encantado. Las piedras, el candor de las cajas
Vacías, las ganas de volar sin necesidad de los diptongos.
Cuando niño se me acercaba el guacal de la ternura.
La magia estaba ahí, en el alfabeto del agua, en el delantal azucarado
De mamá, en la mordida alborotada al alfabeto.
Jugaba al aire aunque nunca pudiera agarrar sus raíces.
Hoy, atrás de las ventanas, me toca rasguñar la sal de la memoria,
Ver, desde aquí, los barcos que se alejan,
La albarda de la playa en trance,
La gente que nunca encontró los significados sepia de las fotografías,
Ni el mercado sostenido por las vigas de su propia casa.
Cambia el tiempo y cambian las personas. No se requiere ser cíclope
Para saberlo, ni tener una varita mágica.
Hemos cambiado de tanto gastar los zapatos. De perdernos
En la neblina de la memoria, y ser pisoteados por los adoquines.
Me pregunto después de todo, si los diccionarios me darán la certeza
De tanta excusa, las puertas de dudosa procedencia,
El pedacito de esperanza que me queda como una candela de cebo
Gastada en cada argumentación sin atildados jengibres…
Barataria, 18.VIII.2010.

domingo, 15 de agosto de 2010

EL LAVATORI EN LA TAULA BLAVA DE LA SALIVA/EL LAVATORIO EN LA MESA AZUL DE LA SALIVA

Per si de cas, la saliva a punt d’eixir-se del lavatori que jau
En la taula: Cérvol del menjar que udola en les meues mans,
Comensal incert de la nit. —duc el meu semen a punt d’eixir
De les paraules, l’egua de la lluna en el revés de la fulla
Tallada amb l’obscena nit dels llenços.
Ilustración: Imágenes gratuitas









EL LAVATORI EN LA TAULA BLAVA DE LA SALIVA
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








En los matorrales del silencio
Las estrellas caídas/ son pájaros muertos/
En el agua sin sueño/ del espejo.
MANUEL MAPLES ARCE








Per si de cas, la saliva a punt d’eixir-se del lavatori que jau
En la taula: Cérvol del menjar que udola en les meues mans,
Comensal incert de la nit. —duc el meu semen a punt d’eixir
De les paraules, l’egua de la lluna en el revés de la fulla
Tallada amb l’obscena nit dels llenços.
L’orquídia reina deTumbes en els meus dits de fal·lus llegendari.
L’arca plena de daus i retrunys,
Damunt de l’ala vertiginosa de la gespa. Damunt del dispensari de l’udolament.
Llave i pregue els peus del dia, potser per a junyir l’horitzó.
El meu món aquest pòmul de peixos damunt de la roca que sosté el fang.
(El meu món esperant-te en l’estació de les sandàlies buides;
Jugant al conte encantat del tatuatge,
A la saliva esculpida en el reixat dels folls.
A la negra ventúria confusament fosca com la senda de Zaratusta)
Per si de cas, invoque la bona sort dels tamals pisques.*
L’olla de peltre en el foc purificant les aigües confidencials.
Ah, aquesta idiotesa escrita en la paret indesxifrable de l’òpera:
Brecht tancat en la seua moribúndia apocalíptica,
Fins a ficar-se les mans en el devantal del cel:
—(però no arriben els tres centaus per a avançar en la lluita),
Ni per a comprar bossetes d’escaldums torrats amb sal,
Ni molt menys colometes de dacsa per a no sentir el tedi del cine
Mentre l’estret Bering conté la pluja.
De cert t’he llavat els peus com a prova irrefutable d’amor
Al veï. —I vaja que, així, les ungles senten el calze de la Aliança,
I no el vedell d’or, ni a l’ara pagana de la fe.
M’abasta la mel d’abella dels dies del pretèrit perfet,
Tal volta alguna cosa guardem per al futur imperfet i pudent
De les lligues majors del foc.
Per cert que hem acumulat en la teua vagina tot l’alfabet: la filologia
Del bany rosa, la sintaxi del gos famolenc que sóc en aquest País,
Reflex sense dubte d’un bosc delerat.
La rialla ací, “en la intempèrie de totes les estètiques; tenim
Les mans plenes de continents blaus”. I açò, perquè ens hem
Tornat cecs de tant caminar per les veredes fosques del fred.
Per si de cas, encara caminem damunt del riure dels peixos,
Damunt del sol del que reptar fins a arribar a la memòria.
De nou fique els teus peus en el lavatori de la meua consciència: olen
A espill espars, a l’evangeli doctrinal del meu mateix suïcidi.
Barataria, 13.VIII.2010



*Comida típica salvadoreña elaborada con hojas de huerta, maíz molido, manteca de cerdo, sal pimienta.








EL LAVATORIO EN LA MESA AZUL DE LA SALIVA








En los matorrales del silencio
Las estrellas caídas/ son pájaros muertos/
En el agua sin sueño/ del espejo.
MANUEL MAPLES ARCE







Por si acaso, la saliva a punto de salirse del lavatorio que yace
En la mesa: Ciervo de la comida que aúlla en mis manos,
Comensal incierto de la noche. —traigo mi semen a punto de salir
De las palabras, la yegua de la luna en el envés de la hoja
Cortada con la obscena noche de las sábanas.
La orquídea reina de Tumbes en mis dedos de falo legendario.
El arca llena de dados y retumbos,
Sobre el ala vertiginosa del césped. Sobre el dispensario del alarido.
Lavo y rezo los pies del día, tal vez para uncir el horizonte.
Mi mundo este pómulo de peces sobre la roca que sostiene el fango.
(Mi mundo esperándote en la estación de las sandalias vacías;
Jugando al cuento encantado del tatuaje,
A la saliva esculpida en la verja de los locos.
Al negro ventarrón confusamente oscuro como la senda de Saratrusta)
Por si acaso, invoco la buena suerte de los tamales pisques.*
La olla de peltre en el fuego purificando las aguas confidenciales.
Ah, esta idiotez escrita en la pared indescifrable de la ópera:
Brecht cerrado en su moribundia apocalíptica,
Hasta meter sus manos en el delantal del cielo:
—(pero no alcanzan los tres centavos para avanzar en la lucha),
Ni para comprar bolsitas de pepitoria tostadas con sal,
Ni mucho menos palomitas de maíz para no sentir el tedio del cine
Mientras el estrecho Bering contiene la lluvia.
De cierto te he lavado los pies como prueba irrefutable de amor
Al vecino. —Y vaya que, así, las uñas saben al cáliz de la Alianza,
Y no al becerro de oro, ni al altar pagano de la fe.
Me basta la miel de chumelo de los días del pretérito perfecto,
Quizá algo guardemos para el futuro imperfecto y maloliente
De las ligas mayores del fuego.
Por cierto que hemos acumulado en tu vagina todo el alfabeto: la filología
Del baño rosa, la sintaxis del perro hambriento que soy en este País,
Reflejo sin duda de un bosque anhelado.
Nos reímos aquí, “en la intemperie de todas las estéticas; tenemos
Las manos llenas de azules continentes”. Y esto, porque nos hemos
Vuelto ciegos de tanto caminar por las veredas oscuras del frío.
Por si acaso, todavía caminamos sobre la risa de los peces,
Sobre el suelo de los que reptar hasta llegar a la memoria.
De nuevo meto tus pies en el lavatorio de mi conciencia: huelen
A disperso espejo, al evangelio doctrinal de mi propio suicidio.
Barataria, 13.VIII.2010


*Comida típica salvadoreña elaborada con hojas de huerta, maíz molido, manteca de cerdo, sal pimienta.

sábado, 14 de agosto de 2010

JUEGOS DIURNOS DEL JUEGO

Jugamos todos los días a la gallina ciega de las falsas elegías.
Magnificamos el trompo inacabado del hoyo,
Cantamos a la inminencia de los días postreros con el escapulario
De los párpados, hinchamos los sentidos con los alabados,
Desde bocinas oscuras, desde los túneles locos de la saliva.
Autora de fotografía: Katarzyna-Widmanska








JUEGOS DIURNOS DEL JUEGO








la loca poesía baja las escaleras del cielo
trepa los árboles de la mañana
se adormila en las pestañan de los que nacen
de los que buscan la luz del mediodía…
SERGIO MONDRAGÓN








Jugamos todos los días a la gallina ciega de las falsas elegías.
Magnificamos el trompo inacabado del hoyo,
Cantamos a la inminencia de los días postreros con el escapulario
De los párpados, hinchamos los sentidos con los alabados,
Desde bocinas oscuras, desde los túneles locos de la saliva.
Aparte de llorar a los difuntos, le cantamos a la muerte con vivas
Y salmos. Agonizamos cuando el orgasmo rompe las vértebras.
En la carroña está nuestra mayor seducción.
Jamás la desnudez ha dejado de ser una sombra en la luz.
Después de todo, el misterio sólo lo encuentro en el trabajo colectivo
De las hormigas, en los soles negros de los gatos oscuros,
En la delicia de las democracias que dicen desde el púlpito: ¡Aleluya!
Y roncan como una meretriz de puterío barato.
Quien lame la luna, muerde la tierra en peligro de extinción.
Quien baja cegado por las campanas, es porque la sed lo lame
Como una serpiente con lengua de pesadilla.
Pero yo, siempre amanezco inyectado con sonidos de pájaros
Y un manglar de buitres bajo el chubasco.
Canto a la noche a pulmón abierto. Canto a esos juegos con bengalas
Artificiales que prepara el día con la carne propia y ajena
Colgada de un ensartador. Río de cada amor que me desvió de la calle
Recta y jugó con mi insomnio de líquidos hasta olvidar que el infierno
Es Paraíso, —hasta disolverme en la línea horizontal
Del ecuador terrestre del mundo.
Juraría que el rocío no es original en las legumbres. Hay suficientes
Palabras en blanco y negro colgadas de la ventana,
Por donde las moscas equilibran sus pestañas.
De pronto juraría, también, que subir al cielo es un fastidio:
El demasiado colesterol hincha los dedos de las manos, se pierde
El ombligo, y hasta el misal abatido del pubis.
—Por eso Eva se resistía a comer chucherías, sopa de patas de res,
Chicharrones de cerdo y aceite de coco.
Ah, el sol es de verlo en la oscuridad con guitarras que tengan paraguas,
Con palomas de castilla, ebrias de tanto musgo.
De seguro una carreta es más veloz que un cigarrillo, aunque
El cigarrillo tenga vida corta en la cosecha de la muerte.
A los niños ya no les gusta jugar con el invierno, —salvo que vos y yo,
Nos volvamos niños otra vez y juguemos de rodillas a este absurdo,
Que sabe a buscar espejitos y centavos en el suelo…
Barataria, 14.VIII.2010

viernes, 13 de agosto de 2010

MISERIAS DEL TIEMPO

A veces me olvido de la oscuridad y camino sobre las piedras.
Aquí estoy, íngrimo como la semilla de conacaste, con los ojos
Cansados de tanto ver. Con los dedos magullados de tantas formas.
He braceado agolpando la espuma: nube, aire, cielo, la carne
Desnuda de los nudos, la frente golpeada y las rodillas confundidas.
Fotografía de André Cruchaga








MISERIAS DEL TIEMPO








Hablé en voz alta
esperando que me viera
cuando apareció colgada
como lámpara en la espesura…
ROBERTO ARMIJO






A veces me olvido de la oscuridad y camino sobre las piedras.
Aquí estoy, íngrimo como la semilla de conacaste, con los ojos
Cansados de tanto ver. Con los dedos magullados de tantas formas.
He braceado agolpando la espuma: nube, aire, cielo, la carne
Desnuda de los nudos, la frente golpeada y las rodillas confundidas.
¿Cuánto falta, todavía, para apoyar mi cabeza sobre la tierra,
Los ojos de mi noche, lentos ojos de limonada?
—De regreso estoy y nunca se abre la puerta, ni el cerco de piedra,
Ni el piñal machacado por mi lengua.
La miseria me sube a la escalera de la espuma, a las manos rotas
Que se buscan, al abrazo desgastado en el pararrayos.
Muerdo la pepitoria de los días enfadados. Muerdo el ajonjolí
De los días venideros. Me harta la noche entera de los pacunes.
También el matapalo abrasado de mi cuerpo,
La espiga que no llega a los cabellos y se queda redonda en el recuerdo.
Lamo adolorido mis propias vértebras, la espina esdrújula se las hélices,
El pantano coagulado en mis recuerdos, obra de la pústula terrestre.
No me siento feliz de escupir en el casco de las estatuas;
Ni beber la sangre en los rituales de la pasión,
Ni pellizcar siquiera el maquillaje de las estrellas de Hollywood,
Ni quitar el mosquitero del cigarro de mis manos.
(Por cierto, reconozco, que hace bien a la salud escalar volcanes:
Subir la cuesta de los pezones con parsimonia de violines),
Hasta dejar posesas la lengua y el olfato.
Ya no sé qué tiempo de caricaturas tengo en mi alma.
Qué tiempo, aquí, de absoluta demencia.
Qué balbuceo de cuchillos lame los poros y la lengua de los zapatos.
Tanto jugar a la justicia y luego me pierdo en las canicas y el capirucho.
La democracia, líquida, en el vertedero y el retrete hasta la nariz.
Estoy ciego. Estoy sin olfato. Estoy sin tacto, sin motricidades.
Este tiempo de galope oscuro y locura y sin cura.
Todas las aguas esparcidas sobre mis hombros. Todo el mar en la boca.
Pero nunca llego, a la página completa del recorrido.
Nunca alcanzo la costilla del litoral,
El otro imán de los espejos. Las semanas enteras del calendario.
Entre las aguas terribles del minuto, bañan los muertos su tristeza.
Caigo en las luciérnagas de los cementerios, —la Isla que me espera
Con su cajón de harina, la isla que nunca descubro entre las estridencias
Del mango tierno de los ángeles…
Barataria, 13.VIII.2010

jueves, 12 de agosto de 2010

CENTELLA DEL ABISMO

A mi lado la lección del abismo haciendo acrobacias. El cenicero
Del cuerpo en la mortaja de toda la fatiga y la piedra dividida.
La lección de la llaga o la pústula, es la lección de la vida, sin analgésico
Que haga posible sumergir este dolor de aire en la orfandad.
Ilustración tomada de la red








CENTELLA DEL ABISMO








What We Wear Is Dangerous Gear
It'll Get You Picked On Anywhere
Though We Get Beat Up We Don't Care
At Least It Livens Up The Air
THE CLASH









A mi lado la lección del abismo haciendo acrobacias. El cenicero
Del cuerpo en la mortaja de toda la fatiga y la piedra dividida.
La lección de la llaga o la pústula, es la lección de la vida, sin analgésico
Que haga posible sumergir este dolor de aire en la orfandad.
La vena rota del pulso vuelve esqueleto el poro tiempo: hay criptas
Invadiendo mi agonía, la sombra sofocante del monólogo del que parte
Hacia el ojo ciego de la ansiedad eterna.
Debo suponer que aquella novena desnudez es sólo un eco
En el ángulo de alguna esquina, en el desdoblamiento del cuerpo.
La voz desciende con tumbas a las sábanas. Somos estatuas sin piano
En los poros, somos sin decirlo el pulso roto de los peces
En el azogado espejo del cielo, en la escalera clavada de los zapatos.
La muerte está goteando en el tejado sombrillas de alfileres.
Está aserrando cada vez las palabras, está extendiendo el polvo
De su sombra. —hay cansancio en los párpados; hay páginas rotas ya
En las axilas, en pocillo de la sed, en la olla hervida del fuego.
Cada vez es menos visible la luz en el alcohol de las ventanas.
A oscuras estos últimos días del combate. —Inaudita sordera mordiendo
La sed, sordo ahogo: lenta piel girando alrededor de la espina.
No sé desde cuándo endureció la boca su propia brújula, no sé cuándo
Perdí la avidez del oído,
No sé cuándo arrancó mis sueños la almohada, la orina dura
Del invierno como la sangre amarga nacida de la respiración mutilada.
Muerdo, sin embargo, los últimos terrones que me quedan de este
Cementerio dejado en mis ojos de cabellos flotantes.
Nada es cuando atravieso las calles, —las calles del olvido de todos
Los días, el silencio exangüe de la boca sobre el invierno del reloj que
No para de llover siglos, inútiles ojos grises como la ceniza.
Siento, de pronto, que el fuego golpea mis vértebras y empuja cadáveres
Amarillos, soledades como un racimo de espuma, la misma danza
Del vértigo sobre el puerto de la herrumbre.
Nada me devuelve la flauta anticipada del tacto: —El rocío expresivo
De los dientes, sólo el faro del pañuelo, como un horizonte de mojadas
Luciérnagas, como los barcos que tragan los anillos de la espuma.
Si tan sólo volviera un amanecer sin ahogos, si tan sólo la sal dejara
De ser esquirla, si tan sólo la sed volviera a ser espejo,
Si tan sólo el agua de tu cuerpo, se volviera agua azul, cántico,
No moriría de nuevo quemado en la brasa estéril de los huesos…
Barataria, 12.VIII.2010

miércoles, 11 de agosto de 2010

HIVERN EN L’ARCA DELS PÈTALS/INVIERNO EN EL ARCA DE LOS PÉTALOS

Les temples s’il·luminen amb l’aigua clara dels pètals de l’univers.
Estrelles d’escuma al teulat, —aigua alliberada damunt del riure dels para-sols.
En la cara, cada gota de vidre inefable.
La lluna extensa del pit, la cintura del cel en la meua boca.
La rauxa interior de les arrels com el primer amor, com els peixos
En la copa dels rius, com la boca del somni.
Autor de fotografía: Vadim Stein









HIVERN EN L’ARCA DELS PÈTALS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó









Los ojos están llenos de un líquido viajero
Y cada ojo tiene un perfume especial
El silencio es una planta que brota al interior
Si el corazón conserva su calefacción igual…
VICENTE HUIDOBRO








Les temples s’il·luminen amb l’aigua clara dels pètals de l’univers.
Estrelles d’escuma al teulat, —aigua alliberada damunt del riure dels para-sols.
En la cara, cada gota de vidre inefable.
La lluna extensa del pit, la cintura del cel en la meua boca.
La rauxa interior de les arrels com el primer amor, com els peixos
En la copa dels rius, com la boca del somni.
Innombrable avança la gota que en acabant s’endreda en els peus.
Tants anys de dura boca per a aquesta set.
Tanta infantesa acumulada en el port de les campanes.
Tant sabor en el solc dels cantons. Al pètal hissat de la rosada.
Tant món desbordat per als meus ulls. Ara i en l’hora d’aquest
Viatge de llibres, —del fang que marxa junt a les meues sabates.
Tant sóc que em quede sord, aturat, en la seua claror.
Dura ha repicat la seua tendresa en els meus muscles fins al punt que
La molsa llepa mur i roca i fins i tot la illada dessagnada de la meua esperança.
L’insomni em devora en la seua pèrdua de sons; m’ofega
L’estàtua amb els seus parentius i la llapissera líquida del xàfec.
Em llepa el tamborinet del safareig. L’albarda grisa dels núvols.
El camí líquid dels pensaments. La camisa amerada d’oceà.
La gespa tremolosa com una casa amb goteres, com un corredor
D’ombres blanques. Com el sucrer diluit en la tinta del bosc
De cada granota o gripau que envaeix amb llengües blanques els racons
De la terra. Com la foscor florida dels llençols.
L’hamaca de l’aire penja dels forcons de les meues temples.
L’espina del llampec cohabita en l’urpada, —en el metall blanc
De l’entranya, —dens olfacte del trencaclosques que sóc.
Des de la branca dels meus sentits entropesse amb portes i finestres plogudes.
Entropesse amb els plats inassolibles
Del martell de la nit que clava i clava
En els panys, que mossega com el peix la solemnitat de l’ham.
En cada racó immòbil de les pedres o de la llamborda, l’aigua
Fa prolixes venes, braços, mans, ortografia escampada que només
Entén la saviesa de l’instint.
De sobte en la meua pobresa d’ocell, arriba el fred, l’arpó de la fam,
Aquella boca mínima, hui, tancada pel rellotge de la boira.
Hi ha tants records de vida i mort.
De sobte hi ha tantes ombres submergides en el meu pit.
De sobte afegesc una fotografia més a l’àlbum de les meues tenebres.
De sobte caic en el compte que el meu jardí és d’ombres.
Ací l’amunt i avall dels xufles, el dringar de tantes emocions,
La cerimònia del cresol, amb la seua metxa convertida en mascara. Ací la cinta
Adhesiva de la tristesa, estàtua acostumada a la humitat.
Ací, de sobte, la vitrina fosca dels meus quaderns, l’olor a dissort,
L’aigua desendreçada cobrint els meus parracs.
Baratària, 11.VIII.2010








INVIERNO EN EL ARCA DE LOS PÉTALOS









Los ojos están llenos de un líquido viajero
Y cada ojo tiene un perfume especial
El silencio es una planta que brota al interior
Si el corazón conserva su calefacción igual…
VICENTE HUIDOBRO









Las sienes se iluminan con el agua clara de los pétalos del universo.
Estrellas de espuma en el tejado, —agua liberada sobre la risa de las sombrillas.
Sobre la cara, cada gota de vidrio inefable.
La luna extensa del pecho, la cintura del cielo en mi boca.
El arrebato interior de las raíces como el primer amor, como los peces
En la copa de los ríos, como la boca del sueño.
Innumerable avanza la gota que luego se enreda en los pies.
Tantos años de dura boca para esta sed.
Tanta infancia acumulada en el puerto de las campanas.
Tanto sabor en el surco de las esquinas. En el pétalo izado del rocío.
Tanto mundo desbordado para mis ojos. Ahora y en la hora de este
Viaje de libros, —del barro que anda junto a mis zapatos.
Tanto soy que me quedo sordo, detenido, en su claridad.
Dura ha tañido su ternura en mis hombros a tal grado que
El musgo lame muro y roca y hasta el ijar desangrado de mi esperanza.
El insomnio me devora en su extravío de sonidos; me ahoga
La estatua con sus deudos y el lápiz líquido del aguacero.
Me lame el taburete del charco. La albarda gris de las nubes.
El camino líquido de los pensamientos. La camisa empapada de océano.
El césped tiritante como una casa con goteras, como un corredor
De sombras blancas. Como el azucarero diluido en la tinta del bosque
De cada rana o sapo que invade con lenguas blancas los rincones
De la tierra. Como la oscuridad enmohecida de las sábanas.
La hamaca del aire cuelga de los horcones de mis sienes.
La espina del relámpago cohabita en el zarpazo, —en el metal blanco
De la entraña, —denso olfato del rompecabezas que soy.
Desde la rama de mis sentidos tropiezo con puertas y ventanas llovidas.
Tropiezo con los platos inasibles
Del martillo de la noche que clava y clava
En las cerraduras, que muerde como el pez la solemnidad del anzuelo.
En cada rincón inmóvil de las piedras o del adoquín, el agua
Hace prolijas venas, brazos, manos, ortografía desparramada que sólo
Entiende la sabiduría del instinto.
De pronto en mi pobreza de pájaro, viene el frío, el arpón del hambre,
Aquélla boca mínima, hoy, cerrada por el reloj de la niebla.
Hay tantos recuerdos de vida y muerte.
De pronto hay tantas sombras sumergidas en mi pecho.
De pronto agrego una fotografía más al álbum de mis tinieblas.
De pronto me doy cuenta que mi jardín es de sombras.
Ahí el subibaja de los chufles, el tintineo de tastas emociones,
La ceremonia del candil, con su mecha convertida en tizne. Ahí la cinta
Adhesiva de la tristeza, estatua acostumbrada a la humedad.
Ahí, de pronto, la vitrina oscura de mis cuadernos, el olor a desdicha,
El agua desaliñada cubriendo mis harapos.
Barataria, 11.VIII.2010

lunes, 9 de agosto de 2010

VIANDA EN LA CEBA DEL TERROR /VIANDA EN LA CEBOLLA DEL TERROR

Inagafables els cucs col·leccionistes dels somnis. La fartada
En les biblioteques. Els dies tallats per coltells sense fatiga.
L’enyor de les desgràcies. Els suburbis llenegadissos de les emocions
En el cataclisme de l’escarabat. Les despulles esgarrapen en les ungles
De l’ham, en la dent anorèxica de la fam.
Autor de fotografía: István Sándorfi










VIANDA EN LA CEBA DEL TERROR
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Pressed between pages
Flowers will die
Stories may end as time passes by
You and I will always be…
AIR SUPPLY








Inagafables els cucs col·leccionistes dels somnis. La fartada
En les biblioteques. Els dies tallats per coltells sense fatiga.
L’enyor de les desgràcies. Els suburbis llenegadissos de les emocions
En el cataclisme de l’escarabat. Les despulles esgarrapen en les ungles
De l’ham, en la dent anorèxica de la fam.
Les finestres es retorcen el vinagre de la ceba assaonada o, si es vol,
En el venedor opulent d’arna.
A través del silenci tinc visions espaventables: —l’abisme de sempre
Amb el nom de fi de món. La veritat, preferesc les vespes
Als masclets; preferesc la dolçaina de la fulla d’eucaliptus, a la rocola
Desballestada del carrer Celis; l’agulla de cap,
A la lluerna;
Una pelvis pronunciada a la Bandera Nacional. El desig tenaç de penetrar
En el renill, en la guerra fratricida de la saliva.
La febre de l’or fou un desvariejament com tots els desvariejaments, incloent-hi
La que dóna el mosquit anòfels
O el dengue pel camallarg aedes egipty.
En l’abisme, balbucege la fam per les paraules. El senglar espaordit
De les mossegades, la proximitat amb la respiració esborrada del dia.
Hi ha llavis de llavis amb els subterfugis del dia de hui.
L’amor no importa en aquesta confusió de silicona.
El carrer subverteix la meua escassa saviesa: busque asil per al vestíbul
Dels meus batecs. Desitge menjar descenent a la catacumba
On la nuesa és una flaire de les ombres que exsuden.
Només l’ull veu el caos enmig de la boirina.
La vianda del bolic té empremtes d’escorpins. Cebes de terror
Furguen al formiguer mengívol de la llengua.
Però no només això: hi ha camins, certament, que la consciència desfulla,
Com l’espars promptuari del rierol.
Hi ha un vaixell descalç d’aigües en la set de l’eco.
Hi ha fams que no s’assacien amb parrups, ni amb beguda descafeinada,
Ni amb mentol untat al pit,
Ni es restaura el cel amb bicarbonat.
Davant de mi tots els llibres: l’evidència vívida del dard romàs
En l’alé del paper. Els trens que foren i ara mosseguen
La memòria. —Tu, sense dubte, que encara em traus udolaments
De gos carrerer quan confesse la meua afecció per la truita de nixtamal.
Hi ha tant a dir des de la Santísima Trinitat dels balcons:
L’usurer que ens dilapida la suor. El sossec que sovint
És enderroc en l'enclava de les temples,
La murtra amb el seu desastre en la boca, veu que em poses llei marcial,
Quan només vull fer de l’esquerda una porta gran
On capien tots els rellotges del món.
Tu i cap altre més, sap de l’insomni dels trens inconclusos,
De l’inrevés que donen certes caravanes de píndoles…
Barataria, 09.VIII.2010








VIANDA EN LA CEBOLLA DEL TERROR








Pressed between pages
Flowers will die
Stories may end as time passes by
You and I will always be…
AIR SUPPLY








Inasibles los gusanos coleccionistas de los sueños. El hartazgo
En las bibliotecas. Los días cortados por cuchillos sin fatiga.
La añoranza de las desgracias. Los suburbios deleznables de las emociones
En el cataclismo del escarabajo. Los despojos escarban en las uñas
Del anzuelo, en el diente anoréxico del hambre.
Las ventanas se retuercen el vinagre de la cebolla curtida o, si se quiere,
En el vendedor opulento de polilla.
A través del silencio tengo visiones horrendas: —el abismo de siempre
Con el nombre de fin de mundo. La verdad, prefiero las avispas
A los petardos; prefiero la dulzaina de la hoja de eucalipto, a la rocola Desvencijada de la calle Celis; el alfiler, Al tragaluz;
Una pelvis pronunciada a la Bandera Nacional. El deseo tenaz de penetrar
En el relincho, en la guerra fratricida de la saliva.
La fiebre del oro fue un desvarío como todos los desvaríos, incluyendo
La que da el mosquito anófeles
O el dengue por el zancudo aedes egipty.
En el abismo, balbuceo el hambre por las palabras. El jabalí despavorido
De las mordidas, la cercanía con la respiración borrada del día.
Hay labios de labios con los subterfugios de hoy en día.
El amor no importa en esta confusión de silicona.
La calle subvierte mi escasa sabiduría: busco asilo para el zaguán
De mis latidos. Deseo comer descendiendo a la catacumba
Donde la desnudez es una fragancia de las sombras que exudan.
Sólo el ojo ve el caos en medio de la neblina.
La vianda del petate tiene huellas de alacranes. Cebollas de terror
Hurgan en el hormiguero comestible de la lengua.
Pero no sólo eso: hay caminos, ciertamente, que la conciencia desfolia,
Como el disperso prontuario del arroyo.
Hay un barco descalzo de aguas en la sed del eco.
Hay hambres que no se sacian con arrullos, ni con bebida descafeinada,
Ni con mentol untado en el pecho,
Ni se restaura el cielo con bicarbonato.
Frente a mí todos los libros: la evidencia vívida del dardo quedado
En el aliento del papel. Los trenes que fueron y ahora muerden
La memoria. —Vos, sin duda, que aún me sacas aullidos
De perro callejero cuando confieso mi afición por la tortilla de nixtamal.
Hay tanto que decir desde la Santísima Trinidad de los balcones:
El usurero que nos dilapida el sudor. El sosiego que a menudo
Es escombro en la mocheta de las sienes,
El arrayán con su desastre en la boca, voz que me ponés ley marcial,
Cuando sólo quiero hacer de la rendija una puerta grande
Donde quepan todos los relojes del mundo.
Vos y nadie más que vos, sabe del insomnio de los trenes inconclusos,
Del revés que dan ciertas caravanas de pastillas…
Barataria, 09.VIII.2010

sábado, 7 de agosto de 2010

ABANDÓ/ABANDONO

Què ens queda, doncs, del sostre i del dia? —L’urgent neguit
De la llàgrima, la feixuga mossegada de la vehemència, l’aire viciat
De les mans, el camí incert del batec.
Alguna vegada, terbe, beguérem la germanor de les paraules. La set junts
Chapotejant en les aigües del foc, entre la redonesa de la fulla
De la bresca, l’obedient claror de les mans, les promeses
De no partir mai. No viu l’ala. Ni l’univers dels dits.
Autor de fotografía: Jorge González








ABANDÓ
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







—No vive ya nadie en mi casa —me dices—; todos se han ido.
La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados.
Nadie ya queda, pues, que todos han partido.
CÉSAR VALLEJO






Què ens queda, doncs, del sostre i del dia? —L’urgent neguit
De la llàgrima, la feixuga mossegada de la vehemència, l’aire viciat
De les mans, el camí incert del batec.
Alguna vegada, terbe, beguérem la germanor de les paraules. La set junts
Chapotejant en les aigües del foc, entre la redonesa de la fulla
De la bresca, l’obedient claror de les mans, les promeses
De no partir mai. No viu l’ala. Ni l’univers dels dits.
No viu l’anell del mar en les finestres, ni l’arbre plantat al peu
De l’Esperança. Ni la pàgina en blanc de les llànties.
Sempre estiguérem fets per al desafecte,
No per a ser la roca penjada al sospir de la porta. Viure és canviar
A cada estona les sabates. Viure és cremar-se al vent.
Tot allò visible es torna efímer. Tota boca es cansa del vent.
El temps, negre, besa les parets de la memòria.
D’aquesta manera només resta l’heroïsme del coixí en el buit.
—Qui ens donà ales de nàufrag, nits de salmorra?
—He vist anar-se’n cada una de les flautes. Cada una de les telles. Cada branca
Frenètica sense aturar-se a la terrassa de les palpebres.
He vist partir a tants, que oblidí l’escumejant soledat
Dels calcetins. —Fantasmes són l’únic que resta en la meua memòria.
Tot se’n va dels meus ulls, dels porus, del meu afany.
—Si et trobares ací, tampoc no tindria sentit allò durader:
El peu de cèrvol de les entranyes, l’ujushte pastós, podrit,
De les paraules, aquest crani de dolor del rovell que soscava
Els cavalls del llampec i l’auguri gens clar de la ruda a la nit.
I és cert, aleshores, que ja ningú no habita aquesta soledat, llevat de la presó
Sorda de la por, l’erm al pati de les temples,
Que cada volta cobreix força de diamant.
I és cert, aleshores, que la llengua d’allò buit fa el seu festí,
Fins a ocupar tot el volum de l’ull i la boca i les oïdes.
—Partim. Ens abandonem. No sé com devem habitar les ombres,
Els tamborinets cansats de pols, els guants de les teranyines
En la cara, el punyal de la lluna argentada que ens fereix, el voltor
Que ens riu sempre a deshora, el safareig de güishtes als albellons.
I és cert, aleshores: partims. Ens abandonem…
Baratària, 07.VIII.2010







ABANDONO







—No vive ya nadie en mi casa —me dices—; todos se han ido.
La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados.
Nadie ya queda, pues, que todos han partido.
CÉSAR VALLEJO







¿Qué nos queda, pues, del techo y del día? —La urgida desazón
De la lágrima, la torpe mordida de la vehemencia, el aire viciado
De las manos, el camino incierto del pálpito.
Alguna vez, creo, bebimos la hermandad de las palabras. La sed juntos
Chapoteando en las aguas del fuego, entre la redondez de la hoja
Del panal, la obediente claridad de las manos, las promesas
De no partir nunca. No vive el ala. Ni el universo de los dedos.
No vive el anillo del mar en las ventanas, ni el árbol plantado al pie
De la Esperanza. Ni la página en blanco de las lámparas.
Siempre estuvimos hechos para el desapego,
No para ser la roca colgada en el suspiro de la puerta. Vivir es cambiar
A cada rato los zapatos. Vivir es quemarse en el viento.
Todo lo visible resulta efímero. Toda boca se cansa del viento.
El tiempo, negro, besa las paredes de la memoria.
De este modo sólo queda el heroísmo de la almohada en el vacío.
—¿Quién nos dio alas de náufrago, noches de salmuera?
—He visto irse cada una de las flautas. Cada una de las tejas. Cada rama
Frenética sin detenerse en la azotea de los párpados.
He visto partir a tantos, que olvidé la espumeante soledad
De los calcetines. —Fantasmas son lo único que queda en mi memoria.
Todo se va de mis ojos, de los poros, de mi afán.
—Si estuvieras aquí, tampoco tendría sentido lo duradero:
El pie de venado de las entrañas, el ujushte pastoso, podrido,
De las palabras, este cráneo de dolor de la herrumbre que socava
Los caballos del relámpago y el augurio poco claro de la ruda en la noche.
Y es cierto, entonces, que ya nadie habita esta soledad, salvo la prisión
Sorda del miedo, el páramo en el patio de las sienes,
Que cada vez cobre fuerza de diamante.
Y es cierto, entonces, que la lengua de lo vacío hace su festín,
Hasta ocupar todo el volumen del ojo y la boca y los oídos.
—Partimos. Nos abandonamos. No sé cómo debemos habitar las sombras,
Los taburetes cansados de polvo, los guantes de las telarañas
En la cara, el puñal de la luna plateada que nos hiere, el buitre
Que nos ríe siempre a deshora, el charco de güishtes en los calcañales.
Y es cierto, entonces: partimos. Nos abandonamos…
Barataria, 07.VIII.2010

jueves, 5 de agosto de 2010

LA PERSIANA DEL DÍA SILBA EN LAS MANOS

La respiración es azul cuando se abren las persianas de la historia.
En el baúl de las manos, las lámparas escrutan las ventanas.
Desnudamos los sueños invisibles en el fósforo, —levanta el viento
Las hormigas de las simetrías:
El oficio del poeta de robarle humedad a los ríos y asir el lenguaje
Del invierno con el rompeolas del bolígrafo.









LA PERSIANA DEL DÍA SILBA EN LAS MANOS








In my thoughts I have seen
Rings of smoke through the trees
And the voices of those
Who stand looking
LED ZEPPELIN [Stairway to heaven]









La respiración es azul cuando se abren las persianas de la historia.
En el baúl de las manos, las lámparas escrutan las ventanas.
Desnudamos los sueños invisibles en el fósforo, —levanta el viento
Las hormigas de las simetrías:
El oficio del poeta de robarle humedad a los ríos y asir el lenguaje
Del invierno con el rompeolas del bolígrafo.
Aquí todavía podemos cabalgar sobre los caballos del bosque;
Sobre las persianas de la marcha, subir sin sofismas a la armónica
De las semillas cuando persiguen el pulimento de la tierra.
Entramos al día como entrar a una ciudad extraña. Las fosas comunes
Del aliento, el tambor de duelo de las espigas,
La métrica innecesaria en las aceras,
Las sílabas colgando de las manos como una gota de ciprés oscuro.
En las persianas husmean los fluidos del viento. Las axilas embargadas
Del espíritu, el harapo de mendigo en el rostro.
Se malgastan las imágenes en fetiches. El lenguaje completo
De lo intransitivo, el escombro reflexivo de las tormentas sobre
Los sombreros sin relevos.
Hasta el matapalo pertenece ahora a los vivos. También el barbasco.
También la rugosidad de las túnicas de las romerías.
También los tacones clavando los tímpanos. El cielo inmolado.
La pausa estrófica del antirritmo. El pareado con los dolores del cielo.
Uno termina siendo el silicón en la boca frente a la sed.
La estampilla hundida en la saliva. El benévolo sueño del circo.
Entre relicarios y fotógrafos, las rendijas del transcurso.
Las hormigas en el calvario de la madera. La montaña rusa del serrucho,
La sandalia ahogada en el tragaluz,
Las cruces merodeando los hisopos de la cara, el nicho de las lámparas
En la conciencia, sedimento del polvo en las manos.
Nos mordemos en este invernadero del herbario. Jugamos al ungüento
De los arrecifes. Sofocamos las migajas con molduras de ceniza.
No hay espacio para que la luz entre a través de las persianas del día.
No hay lactancias sin aguas contaminadas, ni atriles para edificar
El bautismo. Hay moscardones merodeando la sonrisa.
Insinuaciones de insípidas ingles. Piras semejantes al calabozo.
—¿Dónde hay una espacio para pintar el alba? ¿Dónde el asalto
A la sabiduría centenaria del destello?
—Lo único que sé, como diría Samaniego, es que los montes dan señales.
Barataria, 05.VIII.2010